06 enero 2012

Before Sunset

y así es...




"La mayoría de personas cuando tienen una aventura o una relación larga y rompen, la olvidan, pasan a otra cosa y la olvidan como si nada hubiera pasado. Yo jamás olvido a alguien con quien he compartido algo, porque cada persona tiene sus cualidades propias. No se puede reemplazar a nadie, lo que se pierde, se pierde. Cada vez que acabo una relación me afecta muchísimo, jamás me recupero del todo, por eso pongo mucho cuidado en las relaciones porque me duelen demasiado, aunque sea el rollo de una noche...no suelo tenerlos porque echaría de menos las cualidades propias de esa persona, me fijo en los pequeños detalles"

22 noviembre 2011

Pane učitel, proč pláčeš?





Hoy he llegado a clase después del recreo, de uno de ellos, los checos los llaman "pausa" quizás porque duran poco, nosotros los llamamos "recreo" porque es una parte para escapar, para relajarse. A mi me gusta "recreo" y así se lo enseño en el isnti. Es una palabra que me trae muy buenos recuerdos.
Bueno, he vuelto del recreo y una de las estudiantes, Simona, se me ha quedado mirando unos segundos y girando la cabeza hacia un lado, me ha llamado "Marcos" (yo les dejo que me tuteen y me llamen por mi nombre), yo la he mirado y ella de forma seguida me ha preguntado "¿Por qué....(empieza a hacer un gesto con las manos en los ojos)?, ¿cómo se dice...(ha puesto los ojos tristes y ha hecho la mímica de "llorar")?.

Yo para asegurarme he dibujado una cara triste en la pizarra de la que le salían lágrimas, a la que ella ha respondido alegre de sentirse comprendida "Si, eso... ¿llorar?", yo le he dicho que si, pero también le he dicho un poco confuso "pero yo no lloro, no estoy llorando", ella se me ha quedado mirando fijamente y me dicho "si, lloras". Me he puesto por un momento nervioso, al mismo tiempo que enternecido por su comentario. Así que he sonreído con ambos sentimientos y me he tocado los ojos con las palmas de las manos, "¿Ves?, no lloro, no tengo nada". Entonces ella ha encogido los hombros como si no sirviera de nada su observación, y dice "yo creo que si, si lloras...".

Entonces me he acercado a ella, con una de mis mejores sonrisas, y le he dicho "no te preocupes, mis ojos son así... no me pasa nada".

Y me encuentro contestando a mis-sus preguntas:
si, lo estaba..., y
si... estoy...
las dos con los mismos verbos, la primera es la que se une a un adjetivo y acaba superando mi realidad, una en la que pensaba que "dejar de fumar" era lo más difícil, y me equivoqué, la otra se une a un gerundio que resulta de lo más frustrante y no deja de cesar.

Si, estaba enamorado
Si, estoy echándote mucho de menos.

04 noviembre 2011

Pulse en botón de "roto"


De pequeño recuerdo una película manga que vi, la historia iba, según siempre he querido recordar, sobre un chico que tenía una espada y hacía un largo viaje, en su viaje le acompañaba un dragón o había un dragón que pululaba por ahí, junto al chico, el chico al final tenía que hacer un sacrificio de algún tipo, no sé por qué, no me acuerdo y, cerca de unas cascadas, el chico se suicidaba con la espada que le había acompañado. No recuerdo mucho más, pero si recuerdo estar sentado en una mecedora marrón que tenían mis padres en casa (había dos, una a casa lado del cuarto de la tele) y yo lloraba desconsolado ante tal final, no recuerdo mucho de la película, pero recuerdo todo el sufrimiento del chico, el sacrificio y la espada clavándose en su pecho y sus ojos que se cerraban, recuerdo ese impacto y el dolor que me producía, pensaba que si te clavabas una espada, como mínimo, tenía que doler tanto como me dolía a mi en ese momento, porque lo recuerdo como un dolor triste, fuerte, pesado que... atravesaba, que me atravesaba.
Nunca he vuelto a ver esa película, la he intentado buscar muchas veces, pero claro... una película manga de los 80 con un chico y una espada... tiene que haber como cien mil, ¿pero en la que el chico se suicida?, no tiene que haber tantas. También lloré con Bambi y con Dumbo, la escena de la madre de Dumbo buscando la trompita de su hijo, me hizo pedazos... todavía la recuerdo y me estremezco. esa injusticia tan horrible, y el pobre Dumbo con esas orejas horribles que luego resultarían maravillosas y tremendamente útiles. Pero recuerdo más las otras lágrimas, las de la espada y ese viaje, no es que piense que lo que tenía que llevar Dumbo fuera de menos envergadura, o que se le muera la madre a Bambi igual, era el dolor del sacrificio, de la no-salida lo que más me impactaba, o al menos, eso creo recordar.

Tengo poca tolerancia al dolor, bastante poca.... siempre lo intento comprender, evaluar e intentar echar por la puerta de atrás, le digo que se vaya, que ya me he enterado de la situación, que la comprendo y que no hay por qué seguir así, y es cuando te tomas la pastilla y te das cuenta que el dolor se va yendo, pero no es que te des cuenta, el dolor sigue ahí, pero no te llama, se va curando poco a poco hasta que desaparece. Y tú no te sientes roto.

Creo que el dolor es bueno para hacernos ver cosas, para hacernos entender hasta dónde pueden llegar las cosas, si no sentimos somos meros psicópatas, las emociones están ahí para vivirlas, y no deberíamos tener verguenza de gritarlas, llorarlas, sufrirlas,... o por otro lado, de reirlas, disfrutarlas, sentirlas... y largo etc de verbos de emociones con objeto directo. Pero no queremos aparentar ser débiles, no queremos que nos vean de esa forma, con ese traje puesto, queremos que nos vean inteligentes y preparados, fríos y maduros, racionales... para que otros no se crezcan con nosotros, para no dar pena, para no parecer indefensos... para tantos "para" que no se paran.

Me he sobresaturado y ahora no sé cómo explicar nada, he ido acumulando una y otra, y la de más allá, y el botón del pantalón ha saltado, porque muchas veces te rompes y te arreglas, pero si te rompes y te arreglas mal, las fuerzas se resienten y no hay mucho más que hacer. Solo cabe esperar, a que todo se vaya, a no forzar nada, a que las cosas se curen bien, se arreglen de forma natural, a dejar de pensar que puedes hacerlo todo solo y bien.

20 octubre 2011

Aprender a coser


desahogarse es otro verbo que no suelo practicar demasiado bien, con esto no me refiero a que no me desahogue, sino a que no lo hago bien... acaban siendo un par de frases mal dichas que se repiten una y otra vez, la mayoría de las veces toman la forma de "queja" y se acaban disponiendo una tras otra en forma de "gran queja", acabando con este estereotipo que tanto me viste "quejica". Y luego acabo sin desahogarme, acabo casi igual de lleno, pero con la frustración de que no sé hilar las ideas para coser frases que expliquen como me siento.
Quizás por eso sigo con la blog, para aprender a coser...
Veo sus fotos y me siento raro, es como una electricidad que me recorre entero, como si del ordenador saliera para pasar por mis manos y mis brazos y "desahogar" en el resto del cuerpo, pero sin apenas fuerza, luego, lo que quiero decir, es que lo siento más en los brazos, y los brazos a la vez son los que más le echan de menos, porque aquí el contacto es tan mínimo... que el saber que cuando llegara a casa podía hacer uso de mis dos brazos (ahora eléctricos) y engancharme a él, ya me bastaba el contacto para el día entero, una ración que suple todo.
Yo sé que él también lo echa de menos.
Esas cosas se saben. ¿o no?
Hoy estoy un poco más de bajón, se me han juntado muchas cosas y un constipado, y me encuentro con pocas fuerzas para todo, y cuando ya le he dicho a Mónica que, definitivamente, no tenía ningunas ganas de celebrar mi cumpleaños, me he quedado algo preocupado, me consume todo muy rápido, me hastía todo y apenas tengo cosas a las que agarrarme para dejar de hastiarme un ratito, y mi cumpleaños (con esto de que me deprime cumplir años) no creo que sea una buena sujeción.
Y ya no sé si es esta casa, tal y como también he hablado con Mónica, el piso donde vivo no está mal, es un buen refugio para perderse, pero sé que no es algo que me conviene, me conviene estar solo y tranquilo, pero tampoco puedo estar permitiéndome apartamentos en los barrios donde me gusta vivir, y vivir en un barrio que te guste, es más importante para mi que otra cosa Pero como soy tan vago, estoy tan cansado y una larga lista de bla, bla, bla... que de otro modo, me permitiría desahogarme, pues no encuentro nada, aquí estoy, aquí sigo. Sobre todo ahora que echo de menos tener un "hogar", que la separación me he quedado en cierto modo sin hogar como un sin-hogar, que alquilar mi casa de Granada me deja sin hogar-lugar al que volver, y bueno... tengo la casa-hogar de mis padres, por supuesto, pero me falta "mi sitio" y eso siempre ha sido muy importante para mi (los que me conocen lo saben de sobra), un sitio donde hilar las ideas y coserlas para que tengan sentido.

09 octubre 2011

Milackú, no puede ser...

Nemůže být


Reducir siempre es algo importante, pero muchas veces es totalmente necesario, reducir hasta que pueda caber en algún sitio o hasta que se pueda entender, supongo que ésta última definición entonces sería un verbo diferente al de "reducir", pero ahora mismo, mis faltas de tabaco y de él han reducido considerablemente mi vocabulario: veamos a ver cómo me explico dos semanas después.
Irreductiblemente.
El amor duele, eso lo sabemos todos, no te voy a contar otra película. En la vida de cualquiera se ha cruzado una (...dos,tres, cuatro...) persona que ha dejado una huella de dolor, más grande, más pequeña, más profunda o más aguada o más seca, habiendo pasado o sin pasar por las manos, por las nuestras o por los sexos, sudores u orgasmos, tocando o no las ansiedades o los vicios (si la hemos tenido y la echamos en falta porque nos ha dejado sin ellas). Y eso duele, y eso se pasa, y (casi) nadie se muere, porque el mundo ahora gira tan rápido que a uno no le da tiempo a escribir un poema y morirse de amor. Pero cuando el amor "no es suficiente", cuando el amor no es precisamente lo que hace se acabe todo, ¿cómo lo reduces? pues supongo que a un simple "no puede ser", ¿y esa respuesta te vale?, tampoco te valió enamorarte de alguien que no "entendía" en el instituto... porque "no podía ser", tampoco te valieron las adicciones que aunque se movieran geográficamente de sur a norte, seguían estando ahí... porque "no podían ser". No me valen las cosas, ni me vale enamorarme de ti tampoco. Eso es irreductible....
Te echo mucho de menos, echo de menos tu presencia continua, el simple hecho de que estés ahí, al lado mío, sin hablar, sin decir nada, echo de menos cuando te paseas por la casa recogiendo todas las cosas que he dejado yo antes, que te agaches y se te vea el culo (porque es lo más bonito del mundo), echo de menos verte en la terraza arreglando tus plantas y poniendo los brazos en jarras planeando, echo de menos verte tomando café solo sin azúcar, té o un vaso de vino de una botella de esas que abres por las noches y te la acabas entera, echo de menos verte fumando lo que sea (aunque lo dejaras al mismo tiempo que yo), te echo de menos en el ordenador jugando a tu juego, viendo las series conmigo y que ahora no sé seguirlas sin ti (como en mi vida, no sé en qué capítulo estoy), te echo de menos sentado y de pie, te echo de menos cuando no tengo otra cosa que hacer, para así hacer algo y entretenerme... pero lo que más echo de menos es la idea de que "no podía ser" en imperfecto, "no puede ser" en presente, echo de menos cuando me daba igual que no "pudiera ser...", y el tiempo seguía igualmente, engañándonos el uno al otro continuamente, pensando que dejaríamos de querernos o que el tiempo o algún nuevo destino mío, cambiaría todo esto.
Me equivoqué. Tampoco es algo nuevo, me equivoco continuamente....
Ahora estoy frente a otra ventana, en otro lugar de Praga, intentando reducir todo, pensando en hacer mil cosas y con ganas de ninguna, reducir todos los momentos para que quepan en algún sitio y me dejes liarme con cualquier otra persona, y me dejes reírme agusto, reducir para tener fuerzas para salir del lugar donde me encuentro, este piso, porque ya sabemos que nos queremos y que "no puede ser", no hay que dejar lutos ni hacer más dramas, las cosas están claras, todas, menos lo que escribo, que ni las entiendo ni yo y que no se puede reducir más, porque no encuentro vocabulario de menos.
Se me han acumulado tantas cosas que echo de menos, que me resulta imposible reducir todo y todas, voy a ir soltando una tras otra, empezaré con las que "puedan ser"...

26 junio 2011

Rohlik


A Rohlik no le gusta estar solo.
Cada vez que llego a casa maúlla delante de la puerta, parece como si te estuviera pidiendo explicaciones de dónde has estado, de qué has hecho o de por qué has llegado tan tarde, y luego se pasea entre la estantería de libros y el sofá rojo del salón murmurando en voz alta y moviendo el cuello de un lado hacia otro, parece como si estuviera dándote la charla, o explicándote las cosas que ha hecho esa tarde o ese día entero, sin ti, cuando lo has dejado solo. Pero también sabe que luego lo agarro con las dos manos enteras, después de haber soltado las zapatillas en la entrada, y me lo subo a la cara como si fuera montado en una noria y acerco su frente a mi boca y le doy besitos, pequeños y muy sonoros donde le repito una y otra vez "Rohlicek, Rohlicek..." (que es como un diminutivo muy cariñoso de su nombre en checo, en checo), para pedirle perdón (a mi manera, que siempre han sido muy poco apropiadas o muy inapropiadas) por haberlo dejado solo, porque a mi tampoco me gusta estar solo cuando no lo elijo, y digo yo, que viviendo en un apartamento que se vuelve su único mundo.... las opciones se vuelven pocas.
No se puede elegir mucho
Cuando me siento en el ordenador se sienta en mi regazo, se acurruca y fuerza que mis dos piernas se unan para formar una pequeña camita, ahí se queda tranquilo, de todas las opciones que tiene en su mundo, opta por esta, la de estar cerca, esta vez si lo elige, ya no puedo hablar de si lo medita o no, de si es egoísta, como se supone que son todos los pensamientos de los gatos, pero lo elige así y me fuerza en silencio a formar su camita. Ya no me siento relajado por una parte en el ordenador, haciendo el esfuerzo de tener continuamente unidas las piernas, pero si me hace sentir bien que él esté ahí tranquilo, como recibiendo el premio o el premio de consolación, por haber estado fuera, por haberlo dejado solo. Ya eso me vale.
Dicen que los gatos no perciben la mitad de las cosas, que son seres independientes y que les da igual que la comida se la des tú o se la dé el vecino, a mi este tipo de cosas me daban siempre un poco igual también, nunca me gustaron los gatos, ni siquiera me parecían mínimante encantadores, y creo que un poco sigue siendo así, pero me gusta Rohlik, me gusta porque le puse el nombre que me gusta, me gusta porque se acerca a mi, porque quiere estar conmigo, porque espera a que me tumbe en el sofá para ponerse a mi lado, porque se pasa todo el día hablando y contando cosas que no entiendo, pero que me hacen gracia y me sacan de quicio al mismo tiempo.
Y si todas estas cosas no son egoístas, mejor nos quedamos con otras características de los gatos.

09 abril 2011

y con mucha redundancia

“No era más que un zorro semejante a cien mil otros. Pero yo le hice mi amigo y ahora es único en el mundo.” El Principito.





¿No te ha pasado nunca....?, ¿no te ha pasado nunca que estás como perdido, que no sabes muy bien dónde te encuentras?, es como si estuvieras en un cruce y tuvieras que elegir entre varios caminos, no se puede volver atrás, pero no sabes ni a dónde vas, o como cuando coges el tranvía para ir al centro-centro porque quieres comprar algo, pero lo que quieres es despejarte.... pero no sabes dónde ir.

Entonces recurres a los sitios en los que, por lo general, te encuentras bien, das un paseo por esa plaza que hay cerca del cine, o te vas a la orilla del río para ver tu puente favorito, como pensando que ir allí hace rendir homenaje a algo que es "favorito", pero no es lo que necesitas. Luego coges el móvil y te encuentras con una agenda donde poder "encontrarte" en este momento "perdido", pero el pulgar hace bajar nombres y ya se confunden unos con otros, como si todos fueran el mismo, como si todos, por algún tipo de fallo tecnológico, se mezclaran entre ellos. Y decides seguir paseando, no coges todavía ninguno de los caminos del cruce, solo das vueltas al rededor de sus entradas, como Rohlik cuando merodea las plantas, pensando si esa vez lo regañarán otra vez por arrancar las hojas.
Pero no quieres arrancar nada, quieres estar en otro lugar, en uno dónde no haya ningún camino, no haya que tomar ninguna decisión, un camino lo suficientemente abierto a la vista que se pueda vislumbrar qué hay, qué puedo encontrar, qué puedo necesitar.... pero de los caminos solo se ve la entrada, no tienen color, no huelen a nada particular, ni siquiera puedes distinguir sus partes, si están hechos de asfalto, de tierra o de piedras de la playa. Son iguales, y no.
Pues a mi me pasa, me pasa muchas veces. Entonces, si voy por la calle, me engancho el ipod que me regalaste y la música contamina todo, crea una capa en mis lóbulos (sean los que sean, ahora no me acuerdo) que empañan la memoria y la capacidad de razocinio, como hacen los esquizofrénicos para que se vayan las voces, y abren grifos o canturrean... generan ruidos, y las voces se van. Pero si estoy en casa, enciendo el disco duro que me regalaste también (para almacenar todas esas cosas que te hubiera gustado que almacenara) y me pongo alguna película, una facilona, o me engancho a alguna serie en la que los conozco a todos, que ya son como de la familia, y me dedico a contemplar sus problemas, sus conflictos, sus necesidades,.... como los padres que no oyen pero ven, como el vecino que sabe que se están cargando a alguien y solo mira por la mirilla: con cobardía y con mucha redundancia. Con toda la redundancia posible.

Lo que más odio, de las cosas que más odio, son muchas cosas de mi mismo, es verdad (y también tengo que admitirlo) que hay algunas bonitas y que crean cosas del mismo modo, de las que odio son las que me afectan, que me afectan las cosas, me afecta la gente, la miradas ingratas sin acuse de recibo, los desplantes gratuitos, la ignorancia de los que se creen más listos, el odio de los que no saben hacer otra cosa y creen que saben hacer de todo, las lecciones de maestros que creen que aprendes así -a palo seco-, la soberbia (que tiene dos "b"s) y aunque tuviera una, me seguiría jodiendo lo mismo.

No creo que sea tan difícil ser una medio-buena persona, yo no digo que lo sea o no lo sea.... que lo intento, pues si... pero con este post no justifico mi personalidad o mi forma de comportarme con los demás, al contrario, abogo por una forma que me gusta, luego cada uno tendrá su opinión sobre mi, una que habrá cosechado con detalles míos, desde mis camisetas hasta mi forma de quejarme del mundo, algunos o algunas se sentirán agradecidos, otros quizás aplomados o incluso ahogados con tanto de "yo", pero solo puedo decir que intento ser fiel a las cosas que pienso, a no dar lecciones de vida, que a mi me han dado muchas y apenas ninguna se ha quedado a vivir en mi memoria, si pasó por mi ira o por mis ganas de pasar de esa persona.

Y aquí sigo, mirando los dos caminos, esperando a que se derrumbe algo para poder ver qué hay al otro lado, porque me da miedo tomar una decisión y equivocarme. Cobarde... y con mucha redundancia.

18 marzo 2011

sonríe para la foto

5 de marzo, día internacional de los buenos recuerdos


Es curioso cuando miras fotos, cuando abres una de las carpetas del ordenador, porque ya no tenemos álbumes, y te paras en las caras de la gente. Y te paras en las sonrisas. En ese momento, metiéndonos en la foto y con un pretérito imperfecto recordamos qué ocurría alrededor, recuerdas el día, la gente y alguna que otra anécdota, pero no recuerdas la mitad de esas sensaciones, la provocación de esas sonrisas, "que si, que me lo pasé bien..." pero quería recordarlo como: estaba feliz, era feliz.
Cada vez que te gires y apuntes tu boca hacia una foto, intenta recordar la sensación y procura, parecer feliz.
Siempre decías que me acordaba solo de las cosas malas, que nunca de las buenas, que cuando había algún problema que se podía conectar con otro, lo conectaba con ese, no lo fulminaba con otro bueno, otro que seguramente se cargaría la fuerza del malo, que alimentaba la kriptonita con más kriptonita. Quizás los guardaba para usarlos luego, para tenerlos para mí solo, para abandonar todos los malos y quedarme con los buenos, solo con esos, para cuidarlos y mimarlos, para recordarlos como fotos en las que era feliz, en las que me encontraba feliz, aunque tuviera esa máscara que siempre me acompaña.
Otra vez, gracias por todas las cosas que me has enseñado, ahora.... te vuelvo a decir: estoy usándolas.
ndt

14 diciembre 2010

Lo que trae la nieve...

.. hielo compacto.

Es cierto, llevo una semana un poco estresado, aunque también tengo que decir que no es el estrés "de siempre"... es un estrés agresivo y violento, quizás porque está lleno de frustración, quizás porque la nieve enlentece todos los desvaríos y no deja que salgan, quizás porque la nieve se derrite y se transforma convirtiéndose en hielo. Y con el hielo... pues te resbalas....
Me da la sensación de que éste país me quiere echar, no sé si es una sensación o algo oculto que yo pueda tener, el caso es que no me siento harto ni cansado de la República Checa, pero todos sus movimientos me jaquean una y otra vez, y pierdo la reina, el rey y la paciencia...

(en la clase)
Yo: Bueno chicos, he pensado que no vamos a hacer el examen, lo hacemos otro día y hoy corregimos los deberes y ya está...
Almunos (en general): Bien, bien....
Yo: A ver.... tú, Jan, ¿tienes los deberes?
Jan: ¿los deberes?.
Yo: Si, los deberes...
(silencio)
Yo: No los tienes, ¿a que no?
Jan: Perdone.... los deberes... los papeles, bueno... deberes en casa.
Yo: Ahí es dónde tienen que estar, en casa... ¡vaya que se te pierdan y la hayamos liado!
Jan: Perdone... otro día.
Yo: ¿otro día?. A ver, para no ir uno por uno (como un idiota), ¿quién tiene los deberes?
(silencio total y miradas al compañero)
Yo: ¿Nadie?. Vale.... Pues yo tengo aquí un examen, que no lo íbamos a hacer, pero mira por dónde que si... y encima voy a añadir otra hoja más, y encima... para que no os aburráis, el que deje un solo ejercicio en blanco, no, un ejercicio no, una sola respuesta en blanco, un hueco, una palabra.... lo que sea. Tiene un 5 como una casa (*un 5 es un 0 en el sistema de notas aquí), y el que suspenda o no haya venido hoy... que parece que alguno no ha venido, no pasa nada, podrá hacer el examen en mi despecho: ORAL, pregunta por pregunta...
Ellos: (se ponen a quejarse en checo, a murmurar... bueno, de todo)
Yo: La próxima vez no se le olvida a nadie....

Es verdad que es mi culpa, me sigo tomando las cosas medio regular... pero creo que en todo esto hay una parte de justicia, es cierto también que es la mía propia, pero creo que soy un buen profesor, me explico, creo que siempre me las ingenio para hacer clases amenas, divertidas, dónde los alumnos pueden pensar y jugar con el español, no verlo como un enemigo, si no como una herramienta, algo que pueden aprender y que también pueden usar. Pero los checos son principalmente: desagradecidos, muy desagradecidos... aquí el dicho de "le das la mano y te arrancan el brazo" se vuelve una filosofía de clase, una forma de comportarse... y eso, a partir de otras cosas y demás sentimientos, me produce tristeza. Daniel dice que la gente no se va a comportar en función a cómo uno se comporta, que no existe el karma por mucho que me empeñe, que ellos pueden ver que trabajo bien o que hago lo otro bien, pero también pueden ver que soy debil (*debil en checo "dévil" significa: idiota, retrasado mental) y que da igual.

Pero todo esto no es lo malo, llevo así un tiempo también y sigo intentado darle vida a lo que hago, porque también me viene bien a mí, porque también me hace sentir bien y me gusta enseñar, me gusta darle la vuelta a las cosas, ponerles canciones y explicarle la historia detrás o que creen ellos una, hacer dinámicas para buscar cosas en ellos mismos o en los demás, que hablen en clase, que se expresen... pero luego no ayuda mucho lo difícil que se vuelve la comunicación con los compañeros del insti, que luego tengas problemas y no tienes a nadie en el que apoyarte, que luego te encuentres la nómina y te pilles el cabreo del año.
Y eso fue lo que ocurrió ayer...
Una cosa es tener tus más y tus menos con los alumnos, otra cosa es que recibas tu salario con 3000 coronas menos (120 euros) y una reducción del 10% sin explicación alguna. Daniel me decía anoche que una de las medidas del gobierno es reducir a los maestros, profesores, médicos y demás públicos un 10% de su salario, lo más gracioso de todo es que los mismos maestros, médicos, profesores... reciben sueldos vergonzosamente bajos, ridículos... trabajar aquí en la universidad es complicado y con un salario malísimo, bajísimo... ya no digo de los médicos, también lo es... hablo de cantidades que no llegan a los 1000 euros, y bueno, de lo que me toca, de los profesores de secundaria. Es cierto que en España se han tomado esas medidas, pero con funcionarios que tienen un sueldo más o menos normal, y que también hay crisis y se intenta hacer algo... pero aquí se toma como medida "preventiva" a una crisis... y esa medida se toma con los que están peor de todos, con los que no tienen subidas de sueldo en años, con personas que no ganan apenas nada, nada de nada....
Y lo que más me jode es que te encuentren con esto, que no haya nadie que te lo explique ni mucho menos que te avise de lo que ocurre, es por eso que ayer me vi con un cabreo horrible, frustrado con todo porque no puedo hacer nada, porque me cuesta ir al director y quejarme en checo, porque ayer también me dieron unos papeles para firmar y no los entendía, cuando la mujer me los explica en checo... le digo que tampoco lo entiendo, que no entiendo el lenguaje legal ni nada de eso.
Todo eso contando con que tienes que pagar el 30% de impuestos en el insti, en el Cervantes no te los pagan todos y tienes que soltar un montón de dinero en Abril, y en la universidad tres cuartos de lo mismo.... ¿qué se consigue?, bueno, de momento replantearme si quiero seguir trabajando en el insti, mañana hablaré con ellos y veré a ver, eso sería ser justo conmigo mismo, u otra cosa es aguantar como los demás profesores y dedicarme a hacer clases en las que no haya que esforzarse mucho, en las que expliques y ellos hagan ejercicios, baterías de ejercicios, con exámenes fáciles y tener un aprobado general, esa sería otra opción, otra en contra de lo que soy pero que me ayudara a sobrevivir.
Porque cuando das cosas, no puedes evitar esperar otras... crees que es el karma, que si eres bueno, recibirás cosas buenas, que tú eres así, que es tu naturaleza. Pero cuando no recibes nada, o apenas nada y ves que no funciona, te planteas si eres tú realmente el problema, y sobre todo te replanteas la idea de seguir dando como un idiota, porque SI espero algo a cambio y no es "algo divino" si no algo... normal.
Quizás solo sea una mala semana, quizás solo sea que un poco cansado y que la nieve se ha derretido y que caminar por la calle puede hacer que te resbales....

06 diciembre 2010

el olor a ti



he entrado y la casa huele a ti, será que dejas la ropa puesta en la calefacción y se mezclan los olores con esos olores que vienen de ti. no huele a tabaco, ni a comida, ni a vacío ni a cerrado... huele sencillamente a ti, a esa mezcla de suavizante y ropa limpia, a ese perfume fresco, vamos...a ti.
y es que me gusta, aunque haya veces en las que me gustaría que oliera también algo a mí... pero yo creo, que a ti te pasará lo mismo, que las cosas te olerán a mí, y las dos teorías se convertirán en una única absurda, en la que nada se hace cierto o se hace verdad, si es verdad (valga la redundancia) que el verbo hacer se puede poner delante.
he parado de escribir y he aspirado profundamente, quizás para validar una vez estas palabras o quizás para recrearme en la sensación de que la casa huele a ti.... a ti, aunque me empeñe a acentuar la "i".
estoy en la casa, y la casa huele a tí... ¿ves?, ya lo he dicho otra vez, y por mucho que me empeñe en no hacerlo, sigo acentuando la "i".

29 noviembre 2010

Los mejores diálogos del cine que me gusta: ¿Qué he hecho yo para merecer esto?

Pedro Almodovar, 1984




Carmen Maura entra a una farmacia, está muy nerviosa. Hay una famaceutica al otro lado del mostrador.

- Buenas noches
- ¿Qué desea?
- Quisiera Minilip
- Eso no se vende sin receta, además lo han retirado
- Bueno, pues entonces deme Bustal
- Tampoco
- Pues a mi siempre me lo han dado sin receta
- Pues muy mal hecho
- Bueno, pues deme Dexidrinas o alguna cosa parecida. Es que estoy muy mal de los nervios.
- Tendrá el síndrome
- ¿Qué síndrome? ¿y qué es eso?
- Mire señora, vaya al médico, dígale que es drogadicta y que le extienda una receta
- ¿Yo drogadicta? ¡Ja! Y encima me insulta...
- Señora, todo lo que usted me esta pidiendo son drogas
- Bueno, bueno... pues soy drogadicta, drogadicta. ¿Y qué quiere que le haga, que le asalte y que me lo lleve a la fuerza?
- Yo ya le he dicho cuáles son las normas
- ¿Y qué normas hay cuando una tiene que trabajar todo el día y no puede con su alma?
- Eso es cosa suya...


25 noviembre 2010

lo tengo muy ensayado

"...aunque te parece que no me entero, subliminalmente, estoy atendiendo..."
Minusvalía. Astrud.


No te voy a decir nada bonito, vaya que te lo creas, vaya que te haga ilusión y el precio porque lo malinterpretes sea más grande que el de hacerte feliz en ese momento, porque al fin y al cabo, es mi decisión y si tengo que decidir. Lo voy a hacer por mí.
Voy a decidir por mí, por salvaguardar mis distancias, no por mostrar mis sentimientos, no por ser sincero o dejar de serlo, no por dejarte en un buen lugar, en una magnifica posición... si no porque vaya que me malinterpretes. Y entonces será así, de la siguiente forma: iré guardando en alguna parte todas esas cosas bonitas que siempre (otra parte de mí) ha querido decirte, las cambiaré por críticas y por lenguajes maltrechos, de vez en cuando con una cara rara o con un disimulado despiste, para que no te lo creas, para obviar esas estúpidas sinceridades de las que siempre hablas... eso lo haces tú, te dejo que lo hagas tú, te invito a que lo repitas tantas veces como quieras.
Y yo si te voy a dejar que me digas cosas bonitas, para llenarme, para crecerme, para subir más rápido que los árboles que llevan años esperando, para dejar claro mi punto de vista: que tú eres el débil, que yo soy el fuerte, que de alguna forma u otra.... te tengo a mi disposición. Y te lo permitiré todo, y agudizaré mis caras y mis gestos, procurando y midiendo mis sentimientos, para que no te lo creas, y a ver si tengo cuidado, vaya que un día se me olvide con tanto despiste y con tanta corrección de momentos, y acabe borrando algunos de los momentos en los que te he querido de verdad, en los que me he muerto por decirte algo bonito y que tú lo repitas en ese momento, y que sea de los dos.
Pero no creas, no pienses, no lo voy a cambiar... lo tengo muy ensayado.

21 noviembre 2010

mereces toda mi atención...

...mereces toda mi atención, en mi peor momento, llegaste a ser mi salvación...
Francisco Nixon, Mereces toda mi atención.





Hace mucho tiempo que no escribo, es verdad que tengo unos cuantos post sin terminar, no sé si producto de mi eterna neurosis (como le decía a Oscar el otro día) o que simplemente no me apetece escribir, estoy más con lo segundo.
Creo que siempre he utilizado la blog para muchas cosas, entre ellas la de expresarme, la de hablar de mí mismo, puede que desde un punto egocéntrico o exhibicionista o simplemente el de un niño que quiere llamar la atención, supongo que todos ellos son yo. Pero ahora con el facebook se llenan muchas de esas partes, intento mantener un contacto con los que están lejos, hablo de mi vida y me desnudo y me exhibo y me expreso e intento llamar la atención, porque eso si, sigo siendo un niño que intenta madurar en Praga, pero todo a su tiempo, los procesos son costosos y los estirones a veces duelen.
Inés, una amiga de aquí, una compañera en este proceso de aprendizaje, una compañera del Cervantes, una mujer, una persona, una salamantina, una filologa... y unas cuantas cosas más, me hablaba el otro día, como lo hace muchas veces... y antes de que mis dedos se levanten otra vez para dejar de escribir y dejar este post a la mitad, voy a hacer el esfuerzo de seguir, sea por expresarme, por exhibicionismo o por llamar la atención.
Pues eso... hablaba con Inés sobre las cosas que dejamos atrás cuando tenemos una profesión como esta, nuestro país, nuestra familia, nuestros amigos... y de como al "volver" ya son diferentes, quizás porque los dejamos en un punto y hay una parte de nosotros que espera encontrarla igual, pero no es igual, y en el proceso de admitirlo estamos solos y estamos sólo nosotros. Yo siempre me he negado, pero en esa charla, y como en las series de televisión, las piezas se colocaban solas en mi cabeza dando sentido a la idea de que es verdad al final del capítulo: "te has ido y deja de darle vueltas".
Inés decía que también cambiaban los verbos, ya no era "vuelvo a España para Navidad", si no "voy a España para Navidad", estos verbos son diferentes, así le explicamos a los alumnos, cada uno depende del lugar desde dónde el hablante se coloca, y se ve que yo no terminaba por colocarme. Ella si. "Tú no vuelves Marcos, tú vas a España, vas a encontrarte con gente que echas de menos, con tu familia, con tu vida... pero es una vida que ya no es tuya, que se ha ido cambiando mientras estabas aquí...." Los amigos hacen otros amigos, la gente se relaciona y ya no sabes ni de qué hablan, ni de quién hablan, no apareces en las fotos al igual que no apareces en las anécdotas, claro que te tienen cariño, claro que te quieren y que te echan de menos, pero ya no eres el que vive allí, con el que se puede contar para cualquier cosa, con el que ir a tomar algo, eres el que vive fuera "yo tengo un amigo que vive en Praga"...
Busco en el Caralibro la forma de estar conectado con los dos mundos, pero es muy dificil, me lleva a más de un malentendido y hay veces en las que quiero borrar los perfiles y mantener un contacto a la "vieja usanza"... por mail, ¿crees que iba a decir "por carta"?... ¡si yo ya no sé ni coger un bolígrafo!.
Igualmente sigo aquí, intentando darle forma a ese niño que un día se fue a Praga, para hacerlo hombre y que correspondan a sus canas, a sus arrugas nuevas y al mismo corazón.
Si yo nunca me fui... siempre estuve por aquí.

31 octubre 2010

mi tito Manolo

He abierto la ventana ésta de la blog para poder escribir, para poder desahogarme, pensando que con tecleos puedo intentar sacar algo, pero el blanco se me hace muy grande y los dedos se me ablandan (como le acabo de decir a Alex), cuando de la lista de cosas que me hubiera gustado hacer en ese momento, una de ellas la encabeza:

Me hubiera gustado estar allí.

Mi tito se ha ido y tengo unas ganas de llorar horribles cada vez que lo pienso, y no quiero pensarlo, no quiero tener esto dentro, quiero compartirlo con mis primos, con mi tita, con mi familia en general, no quiero acordarme solo de él, no quiero acordarme estando solo aquí, no quiero hablar por teléfono, no quiero gastar todas a tantos miles de kilómetros, y estar esforzandome todo el tiempo en aguantar, en hacer el teatro de que estoy bien, de que todo está bien y de que no se me quita de la cabeza.
Mi tito Manolo era una persona muy callada, siempre le recuerdo sentado en un sillón viendo la televisión y la forma en la que me miraba cuando llegaba, esbozaba siempre una media sonrisa y se quedaba mirandome, yo había veces en las que me sentía raro, supongo que me daba miedo qué iba a decir, y él se dedicaba a hacer comentarios sobre mi vida, me preguntaba cómo me iba, qué hacía, siempre tuve la sensación de que me trataba con un cariño muy particular, como si fuera su hijo... joder qué dificil es escribir esto, será que aquí se te amplian las emociones, o se te multiplican por mil, y quería hacerle un homenaje en mi rincón privado, en mi blog... y se me hace un nudo en el estómago, en los dedos... en todos lados, porque tengo la sensación de no hay palabras suficientes, y me tengo que joder con eso, y me pongo nervioso y me cabreo.
No pensaba que te fueras a ir, es que no te tocaba, la gente se tendría que ir cuando le tocara, como si fuera un avión y todas las maletas estuvieran dentro, la gasolina puesta y los pilotos preparados, para así seguir un proceso lógico y normal que se supone que tiene la mierda de vida esta, y así despedirlos desde el aeropuerto con una tranquilidad triste, pero una tranquilidad al fin y al cabo e irte de camino del aeropuerto empezando un proceso de entendimiento que ya había empezado allí. Pero nada, te has ido y no te has esperado un poquito y aquí me quedo yo, pensado que cuando vuelta no vas a estar ahí con tu media sonrisa, preguntándome cómo me va todo e intentando sacarme si el hijo de Rossana es realmente mi hijo y no me ahijado, porque yo sé que siempre has tenido esa teoría, supongo que ya me escuchabas tanto hablar de ella desde pequeñito, que parecía lo más lógico. Pero también ahí estabas equivocado.
Quería contarte muchas cosas, decir todas las cosas que te gustaban, que si siempre comías pescado, que si eras un observador del mundo, que si te gustaba la idea de parecer serio ante todos, pero que no eras nada de eso para mí.... te quería contar tantas cosas, pero las quería hacer antes, me hubiera gustado habertelas dicho antes, me hubiera gustado haber abierto más la boca en el hospital, no solo quedarme con la idea de que lo que tenías era sólo un aviso, y la tranquilidad esa de que ibas a volver y te ibas a empezar a cuidar... como me joden estas cosas ahora, como me jode tener que usar estos tiempos verbales sobre cosas que tenía que haber hecho, si supieras lo que intento obviarlos, no utilizarlos, que intento utilizar más los presentes y los futuros en mi vida, y los pasados para hablar de cosas buenas... no para arrepentirme de ellas. Pero es que no me dio tiempo.
Te echo de menos, se te echa de menos y todas las palabras que le faltan a este post, que tienen que estar por algún lugar de aquí dentro, ya las ordenaré para dartelas, sea aquí en mi sitio o en cualquier otro lugar.

19 octubre 2010

borrando huellas

alumna: Marcos, no tengo los deberes...
yo: ¿y por qué?
alumna: (en voz muy baja) es que soy lesbiana...
yo: ¿qué?
alumna: ¡lesbiana!
yo: ¿y?
...





muchas veces dar clase se vuelve una lucha contra tí, parece que son las huellas del pasado. hay una teoría (ya no me acuerdo exactamente, esto de no usar la psicología...) que dice que un episodio traumático deja una especie de huella que puede provocar que se vuelva a producir en cualquier otro momento, se ve que el cerebro ha encontrado una forma de salir del apuro...aunque sea mala.
Creo que se me da bien ser profesor, creo que tengo un punto de cercanía mezclado con algo de simpatía y exponteneidad... es verdad que me falta algo importante, que es la seguridad en uno mismo, el olvidar, el saber olvidar que no eres perfecto, que no haces las cosas impresionando y haciendo aprender, que hay gustos para todos y que no le puedes gustar a todo el mundo, y que llevarse a clase (junto con los rotuladores para la pizarra) todas estas cosas, pueden cargar mucho, aminorar el paso y emblandecer las ganas. No se puede dejar huella, parece que las huellas solo se quedan cuando se llenan de cosas negativas, parece como si el cerebro eligiera de una forma maléfica y contradictoria, dejando el trauma y olvidando lo demás.
muchas veces dar clase se vuelve una lucha contra tí..., parece algo fácil, si es solo ponerse ahí de pié delante de un grupo de personas y seguir un esquema que supuestamente te sabes o has estudiado antes, reproducirlo con garabatos en la pizzara y transmitirlo con palabras y gestos para que los demás lo reproduzcan y lo entiendan. Parece fácil, pero muchas veces no lo es. Sobre todo si estamos hablando de un neurótico como yo.
Aún así por aquí estamos, intentando olvidar y borrando huellas, pensando que es la forma de madurar, cuando realmente hay que aceptar, esa si sería la forma de madurar... pero yo no acepto las cosas, es otro de mis defectos. Así que lo mismo es mejor ponerse con éste.

24 mayo 2010

Érase una vez un.... DELE

DELE.... do prdele!


El DELE de Mayo ya ha terminado. Otra vez nos hemos vuelto a encontrar un grupito de profesores de Praga para enfrentarnos a los nervios de los estudiantes y el diploma oficial de español. No hay mucho más que contar, solo dejar aquí algunas de las reflexiones de los alumnos, y algunos comentarios de los profesores, a modo de anécdota. No se si entendereis o no las frases, para nosotros es algo divertido, pero sin maldad, cuando los estudiantes, por los nervios (la gran mayoría de las veces) acaban diciendo cosas que resultan muy curiosas. Lo único a destacar es mi trabajo con Enrique, mi compañero del alma aquí en Praga que se marcha ya a otro país, aunque hemos tenido la última oportunidad de poder trabajar juntos en este examen intensivo de dos días metidos en nuestro Cervantes.
Aquí van algunas de las frases y algunas de las fotos... no muchas, no estaba yo católico con la cámara esos dos días :)
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Al entrar al examen y después de saludarnos:
Entrevistador: ¿Hablamos de "tú" o de "usted"?
Entrevistado: De mí, de mí...
Entrevistado 2: Si, si, podemos...¿por qué no?
En una situación ficticia en un restaurante:
Ent: ¿Qué desea de beber?
Entrevistado: Quisiera un vino tonto, por favor...
Tiene que describir una viñeta con un dibujo:
"... es un ingeniero, porque está vestido de gala"
Habla de una anécdota relacionada con los animales de compañía:
"cuando estaba tomando el sol (su perro) mi padre con el coche lo murió"
Después habla de otro animal que tuvo:
"mi tortuga duerme durante dos meses... yo también quería ser tortuga"
Después habla de una experiencia con caballos:
"(un día con un caballo)... el caballo me masticó, pero no con dientes, ¡¡¡con la boca"

Una chica entra para hacer el examen:
Evaluador: ¿Petra?, Hola, me llamo Marcos
Ella: Yo soy Petra
Entrevistador: Yo soy Enrique, y tú eres Petra.
Ella: Si.
Hablando de un animal que le gusta:
"...muy interesante cuando copulan, la hembra después de la copulación, no gusta y come el chico"
Comprobando el nombre:
- ¿Diana?
- Si, estoy Diana, ¡mi nombre! (...) ¡y ahora estoy estudiante!

Otras frases de los estudiantes:
- "Cuando voy al banco, tengo miedo de la violación de la tarjeta."
- "Prefiero el dinero, así no tengo que pensar qué llevo en la carreta."
- "Quisiera algo con las lenguas porque es algo que hago bien"
- "Yo no podría aprender a cantar, no tengo esas preposiciones."
- "A mi me gusta trabajar en colectivo para que se me trabaje mejor"
- (Después de una pregunta sobre algo de su vida) "...si , un momento por favor, yo no me recuerdo".
Frases de los entrevistadores o evaluadores, es decir, de nosotros:
"Siempre cuesta hablar español bueno" Enrique
"Y tú para comprar, ¿vas al supermercado o a tu casa?" Marcos
"Elige la viñeta que más te guste o.... la que entiendas" Enrique










14 mayo 2010

y luego nos reimos gratis

"la mano por delante y la puñalada por detrás".
klaus & kinski.ya estaba así cuando llegué.


podría empezar "otra" entrada soltando el rollo sobre vivir aquí en Praga y las cajeras del Tesco muchas veces no resultan muy...digamos, simpáticas, porque las dos serían... algunas veces. Y nada es siempre.

Pero es que luego pulsas el simbolito verde del móvil y por esas cosas que tiene la mágia de la tecnología, te ves hablando con alguien a quién echas de menos, con quién quieres hablar, o a quién quieres felicitar: Y ahí está. Se acaba el post. Ya se acabaría aquí. Porque ya parece que las cajeras son..."no tantas veces" antipáticas, y que vivir en Praga sigue siendo lo que es: NO LO SÉ.

Yo no estoy mal aquí, ya he dicho "otras" veces que la vida aquí me está enseñando muchas cosas de mi mismo, quizás sean cosas que no se ven a primera vista, pero yo las siento, ¿el precio?, caro, bastante caro, desde el momento en el que cuesta dinero reirse.

Y hoy, como es uno de esos días en los que el cielo está gris y no es una canción de Machín, ni quiero que este post sea una canción de Machín, porque quiero mis post por bulerías, y encontrarme en medio de las palabras como una parte más del texto, en la que yo estoy bien, en la que hago las cosas que tengo que hacer, que me dan vida y que este movimiento migratorio, no fue un jaque al rey, sino una forma de seducir a la reina y hacerme un día con todo el reino: la sensación de que hago algo importante en mi vida.
¿Se puede tener esa sensación?

Muchas veces me levanto a las 6 de la mañana y miro el cielo, es automático, es reflejo, es involuntario porque está enfrente de la cama. Y está gris, y también parece ser involuntario, automático o reflejo. Supongo que los miles de desodorantes, todo lo que no reciclamos (utilizo aquí el pretérito indefinido, que en esta forma de segunda persona del plurarl es igual al presente, aunque siga siendo presente la misma idea) y esas luces que se dejan encendidas (y un millón de cosas más) cambian el color del cielo constantemente, y aquí el cielo se bajó, cayó por el peso de todos los derroches, y lo que era algo que me hacía feliz de pequeño, ahora me horroriza, no es Madonna, es la lluvia. Y dejo caer las piernas al suelo, pesadas como documentales de animales (siempre los he odiado) y una vocecilla me dice "tú puedes", pero para Superman está otro (tú y yo sabemos ya quién es), y este simple mortal con el disfraz de superheroe, se acaba agotando por dentro y se lamenta con un dolor constante en el costado pensando que, también puede con ese. Y como es innato en él, no quiere darse cuenta de que no lo es, que no es Superman, que la gente va a lo suyo, que si alguien tiene que pisotearte, lo hará, que si hay gente que no ha tenido un buen día, no tiene porque ser simpática contigo, que hay mucha gente que no quiere aprender español y están obligados a hacerlo, que no es un profesor para "no olvidar", que un amigo es un amigo y lo sucedaneos (sucedaneos son), que reirse gratis se echa de menos y que "¡qué mono pá una gala!"... si no lo entiendes, te jodes, no me jodo yo, ya me buscaré a otro que lo entienda, que me entienda. ¿me entiendes?






13 abril 2010

¡A la calle!

"Tú, si tú... tú: ¡fuera!, ¡a la calle!"
lo dificil de ser profesor de español no es explicar cómo funciona el subjuntivo o por qué tenemos tantos tiempos en el pasado en español, es estar en una clase con adolescentes que hablan continuamente en checo y que pasan de lo que estás diciendo o haciendo, es no poder hacer lo que hacían contigo en clase cuando eras estudiante y dabas la lata: echarlos a la calle.

Y quedarse agusto, y mirar a los demás invitando a ver quién se quiere ir a hacerle compañía.
Yo recuerdo más estar en la calle que en clase, de pequeño y en el instituto (ya más alto pero no se si igual de pequeño) me daban unos ataques de risa insoportables, empezaba a reir y no paraba, no podía parar, tenía la sensación de explotar y esa sensación me oprimía todo el cuerpo, hasta que llegaba un momento que me descubría rojo y medio llorando. "¡A la calle!"
Hubo unas cuantas veces incluso en las que me levanté directamente, antes de que dijeran nada y me iba directamente, los dos lo teníamos asumido, tanto el profesor como yo, por mi parte me costaba mucho evitarlo, por la suya pensaría que tenía un alumno subnormal y que no tenía ganas de aguantarlo en clase.

Ahora, todo esto y como otras tantas cosas, se vuelve contra mí.
Es el karma, tiene que ser el karma....

19 marzo 2010

Su cepillo de dientes nuevo

Capítulo 19 de "Seguro que tú también lo harías..."

Hace ya unos años hice un cortometraje: "Seguro que tú también lo harías...", mi primer corto y un sueño que acarreaba desde pequeño, pero también fue un proyecto que no salió cómo a mí me hubiera gustado que hubiera salido, aunque eso no es muy dificil porque soy fatídico con las cosas que "creo". Soñar a veces hace que las realidades se queden vacías.
Pues bien, este corto era parte de una idea sobre un personaje, en este caso el personaje que interpretaba Chuli Lorenzo (y que lo hizo genial) sobre una chica que le daba la vuelta a todo para no sentirse mal por algo que había hecho: mirarle el culo a un tío delante de su novio. Ahora he vuelto a retomar el personaje pero en boca y cuerpo de un hombre, intentando hacer una serie de capítulillos sobre sus ideas y su relación con otro (el personaje que hizo Óscar Megías), el novio. ¿Por qué lo cambio a una pareja homosexual?, pues ¿por qué no?, no hay otra razón.
La idea de "Seguro que tú también lo harías..." viene de un personaje paranoico pero inofensivo, al que muchas veces le da más importancia a las cosas que piensa que a la pura realidad, la idea es también reflejar todos sus pensamientos, aunque la mayoría acaban siendo absurdos, siguen perteneciendo a la absurdez de las cosas que se nos pasan muchas veces por la cabeza.
Éste capítulo es un capitulo avanzado, no es el primero, y tampoco está terminado ni creo que funciona del todo bien, al menos como a mi me gustaría... pero tenía ganas de ver algo reflejado de este personaje (que aún no tiene nombre tampoco). Así que aquí va parte del capítulo 19.
Atención, cualquier parecido con la realidad, no tiene nada que ver... :)


19

Llegué a casa y todo empezó a cuadrar. Él estaba sentado en el sofá, siempre dice que llega cansado con un "estoy muerto", como si el trabajo que tiene fuera salvar el mundo cada día y solo tiene que dar clase a unos niños que seguro que la mitad ni le escuchan o le odian o las dos cosas al mismo tiempo, porque hay mucha maldad a esa edad. Pero a lo que iba. Estaba tumbado como el que no quiere la cosa, haciéndose el interesante porque se le da muy bien, por supuesto, con desgana sostenía el mando a distancia de la televisión, no se si es que le pesaba o simplemente lo dejaba balancear para ver si se cambiaban solos los canales. No se cambiaban. Y entonces va y suelta, “me voy a lavar los dientes”. En ese momento me quedé gélido. “¿Se va a lavar los dientes?”
Y aquí es donde empieza todo. Resulta que ahora le ha dado por lavarse los dientes, termina de comer y como si fuera el postre, se va al baño y se lava los dientes. Al principio solo me parecía algo extraño, pero dos días después empiezo a sospechar, y a mi lo de sospechar como que se me da muy bien, yo tenía que haber sido detective o algo por el estilo, o espía, si, mejor espía, como la de la serie esta de la niña esta, ¡qué mona ella siempre!, "Alias", si, así se llamaba, ella siempre iba de aquí para allá, que si espiando esto o espiando lo otro, con unos trajes que le quedaban de bien, y que si con su peluca complementaria, que si iba de rojo, pues se fundaba una peluca pelirroja y le quedaba tan bien, no era espía, era un modelo de Versace con pistolas y que sabía karate y eso si, daba unos puñetazos. Pues eso, a lo que iba, que empiezo yo a sospechar lo extraño de su conducta, porque aseguro que era extraña.

Un día se me da por ir la baño a lavarme los dientes, porque, claro está , yo si que me lavo los dientes todos los días, después de cada comida y tal, porque en mi es totalmente normal, que para eso me han enseñado a mi, mi madre siempre dale que dale con el cepillo, que si se me van a caer y demás, de ahí saqué el tic este que tengo de meterme de vez en cuando la mano en la boca para ver si se mueven, al principio los toco con el dedo corazón, suavemente, no es que me de paranoia de que se caigan, bueno, si me da, ¿y a quién no?. Pues en el baño estaba su cepillo al lado del mío, los dos los compramos al mismo tiempo, de esos packs que venden para que los solteros se depriman pensando qué van a hacer con el otro, o peor, para que las parejas tengan que decidir qué color se queda cada uno, "¿con cuál te quieres quedar cari?", ¡oh! odio la palabra "cari", deberían prohibirla o quitarla del diccionario, ¿estará en el diccionario?. Bueno, pues dos cepillos. El mío es azul. Es mi color. Nunca pasa de moda. Como yo. El del idiota este de mi novio es rojo, se ve que le encanta el rojo por las trecientas veces que lo ha dicho, y no se quita las dos sílabas de la boca para todo, que si hay que elegir algo “Pues rojo”, es como si no existiera ningún color más en la tierra, tonto yo que pregunto, vamos que si se pudiera cambiar los ojos, se los cambiaría a rojos... ¡uy qué raro!, ahora que lo pienso, ¡como en las fotos!. A lo que iba, ¡su cepillo estaba más gastado que el mío!, ¿qué cómo lo sabía?, pues muy fácil, los comparé los dos frente al espejo y uno tenía las cerdas más movidas a los lados que el otro, ¿y qué cual era ese?, pues el ROJO, el color del mentecato este con el que vivo ya años. Que si fuera por él ya tendríamos las paredes de la casa pintadas en rojo, así en plan prostíbulo y eso sin quitar el dolor de cabeza que tiene que dar.

El martes fue el colmo, ya está del todo claro. Viene a casa con una bolsa, saca un paquete y se lo pone detrás de la espalda y me dice “¿a qué no sabes qué me he comprado?”, yo automáticamente pienso o más bien me viene a la cabeza “¿un frasco de pastillas para madurar?”, pero le digo “¿qué te has comprado, anda?” como si me interesara, aunque yo no sabía que me interesaría tantísimo: saca la caja de la espalda y dice “¡¡un cepillo eléctrico!!”. “¿Y para qué coño quieres tú eso?”, me salió del alma, no lo tenía pensado. “Pues para lavarme los dientes...” me dijo haciéndose, seguramente, el tonto, porque no se si se le da jodidamente bien o es que es así. “¿Y no tienes bastante con el que tienes que te tienes que comprar otro?” le digo levantándome del sofá, que casi se me cae el cigarrillo en el sofá y salimos todos ardiendo por sus tonterías, y va y me dice “¿y a ti qué más te da?”, ¡ay, dios santo!, ya lo he dicho y lo vuelvo a repetir, no hay cosa en el mundo que me de más rabia que me digan “¿y a ti qué más te da?”, ¡a mí me da lo que me da la gana!, y le suelto lo que llevaba pensando mucho tiempo y nunca me había atrevido a decirle para que no me vuelva a decir que soy un paranoico “¡tú me estás poniendo los cuernos!”.

10 marzo 2010

Gordos

... todos llevamos uno dentro.

"Yo estoy gorda pero no soy gorda, odio ser gorda, nunca he sido gorda. Hasta hace 4 meses pesaba 63 kilos y luego empecé a ganar peso.
Un kilo, dos kilos, “tres kilos” ¿Qué son tres kilos?
Otros cinco, cinco kilos, un poco de dieta y ejercicio y se me van.
Seis, siete, ocho, nueve, diez… unas pastillas, una dieta estricta, mucho ejercicio y seguro que se bajan.
Once, doce, trece catorce, quince… un par de semanas a base de silote ¡Infalible!
Dieciséis, diecisiete, dieciocho, diecinueve, veinte “Veinte kilos”.
María Morales, Gordos de Daniel Sanchez Arévalo