21 marzo 2008

10

He intentado varias veces no escribir este post, lo he tenido en mi cabeza fijo, con las palabras más o menos desordenadas, pero fijas de algún modo, llamando para ser ordenadas, para volver a rendirte homenaje una vez más, porque te lo mereces, porque no puedo evitar que sea así, porque cuando hablamos de drogas, también hablamos de ti y las dependencias son inevitables.

Y es que parece que es volver atrás, dar un paso atrás, pero no puede ser así, me resisto también a que sea así y mis zapatos parecen estar de acuerdo, no es solo esto, no es solo dependencia, no es solo amor, no son solo 10, son muchas cosas más, la mayoría o las más importantes o las que no se dicen, no caben en palabras, no se pueden unir unas con otras y construir frases con sentido, quizás porque seguimos en un sin-sentido, seguimos en una espiral que nos vuelve a efectos de boomerang al mismo sitio, dónde tú me salvas, dónde somos salvados de prácticamente todo y de absolutamente de nada, y planeas todos mis cielos hasta llegar al que tú conoces mejor que nadie, porque tú me conoces mejor que nadie, porque conoces mis tormentas y paras mis rayos. Superman.

He intentado varias veces no escribir este post. Te he dejado en medio del anterior, en un párrafo suelto, para hacerme la idea de que eres parte de mi vida (cosa que siempre será así, esto es irreductible) pero no el motor, porque yo quiero ser el motor. Pero no ha funcionado. No funciona. Como la tostadora del corto que aún no he montado, hablaba sobre las cosas que se rompen, que ya no pueden funcionar más, este tipo de cosas no funcionan más precisamente porque hay algo entre nosotros que si continúa funcionando.

Y eso que he escrito unos cuantos nombres en mi piel, dejando también que me escriban y me dibujen (y me pintorreen, por qué no), y eso que me libero poco a poco de mis absurdas paranoias, y me hago cada vez más yo, me libero haciendo intentos algunas veces absurdos. Y comparo las letras y las grafías, observo con atención el movimiento de las tintas, algunas no pintan, otras lo hacen con gran intensidad, unas resultaron ser fuertes y aguantar, otras escribieron mensajes preciosos, casi todas hablaban de un futuro, algunas de ellas pretendieron borrar… pero es que no se borra, se convierte como mucho en grabados en las plantas de los pies, en el cuero cabelludo o como mucho en la espalda, cuando me giro en la ducha y, frente al espejo que tengo aquí en Praga, te leo. Porque eres tinta permanente, fijada como los tatuajes que tanto siempre he odiado. Porque te odio y te quiero, porque odio quererte como te quiero, porque quiero quererte siempre y después otra vez más, porque no puedo estar contigo, porque no puedo estar sin ti, porque quiero matarte y hacerte el amor para que nadie pueda hacerlo como yo lo he hecho, como yo lo hice, como yo la hacía… y que se queden todos los malditos tiempos verbales que ahora explico en clase, en tu cabeza, arañando para convertirse en futuros, nadie lo hará, nadie lo hará… nadie como yo.

Pero nuestras vidas siguen, y es lo más justo. Y esta idea psicópata es más que absurda. Y he estado enfermo y te he llamado para decirte que estoy malo, para quejarme de estar en la cama apoltronado, porque tú sabes mejor que nadie que soy mal enfermo, y me cuides con tu voz a través del teléfono, a más de 10 coronas el minuto, formando sonrisas, formando palabras, donde se escapa un siempre “¡joder cómo te echo de menos!” y de las tuyas “todo saldrá bien… yo solo quiero que seas, como poco, feliz”. Si lo soy, coño, si lo soy…

Y ya no es 5 de marzo, ya pasó, y vendrán otros, y algunos vendrán como este, y otros vendrán disfrazados de Carnaval o de fiesta improvisada, y quizás no sean tus manos las que agarre en ese momento, y quizás no se soplen las velas juntos, al unísono, quizás nos demos la vuelta estando con otra persona, excusando ir al baño o a tomar viento, y soplemos durante un momento, para recordar que siempre estás ahí, que siempre eres tú, que no puedes ser otra persona, que me salvas, que vuelas siempre en mi espacio, que eres mi Superman.

He intentado no escribir este post muchas veces, pero ya ves, ya lo sabes, nunca tuve demasiada fuerza de voluntad.