29 febrero 2008

de praga a barcelona, de barcelona a granada... yo tenía una boda en Almuñecar

profesor de español... en praga


pero no fué así...

ahora estoy en barcelona, en la habitación minúscula de Oscar, entre un cigarrillo y una canción de la Costa Brava,¿y por qué estoy en Barcelona, cuándo tenía que estar en Granada a estas horas de la noche?. Pues porque he perdido el autobús, porque he perdido el avión de Brno a Gerona, porque he perdido en avión a Granada, porque me he enrredado en un efecto dominó que me ha llevado hasta aquí...
Yo tenía una boda en Almuñecar...
Un fin de semana largo y corto al mismo tiempo. Perder un avión no te deja la cabeza tranquila, te retuerce todo el cuerpo, te dispara, te cabrea y, sobre todo, te frustra el gasto de pelas que supone, en este caso casi 300 euros por la broma, entre una cosa y la otra...
Ya he vuelto a Praga, ya he vuelto a la vida de aquí, en medio me quedan unos días con Oscar, la vuelta a ver a vosotros en Granada aunque sea por unas horas nada más, ver a mi familia, casi entera, en una boda, todos y todas tan guapos y guapas, ver a mis padres con los que apenas pude hablar con tanto movimiento, ver a mi hermana contagiada por el alboroto de la camisa que me quedaba grande y de que había que comprar otra, de Jose con un complejo de taxista llevándonos a todos lados...
Y al final, el 5 que son 10, 10 "te quiero´s" minimos en todo este tiempo, los últimos a través de un teléfono. 10 años a tu lado, más cerca o más lejos, pero a tu lado...
Yo tenía una boda en Almuñecar, que no es como tener una granja en Africa como la Meryl Streep, pero bueno...

Aquí dejo una canción muy simpática de La Costa Brava, también como regalo a una persona muy especial, por su cumpleaños que ya pasado, y que me olvidé de llamarle. Aúnque sea de lejos, sigo por aquí, tú me regalaste este grupo, yo te regalo ahora esta canción aunque esté feo regalar cosas regaladas...

"adoro a las pijas de mi ciudad"

19 febrero 2008

Desde Praga al Cielo sobre Berlín

Manuel, Henry y yo...



















Berlín ha sido el primer viaje de este año, el primero desde aquí, y he vuelto a repetir compañero de viaje: Henry, añadiendo otro sillón nuevo, uno que nunca se ocupó, el de Manuel, sin sustitutir aquellos que un día se ocuparon desde aquí, desde Kobylisy y Kracovska a cualquier otra parte.
Una salida de madrugada para llegar a un amanecer de Berlín, una ciudad por la que tenía mucha curiosidad, Alemania nunca fue un país que me interesara demasiado, pero Berlín tiene ese aire de ciudad fuera de un país, cuando en este caso es una ciudad sufrida de un país.
He encontrado muchas cosas en Berlin que me han gustado, sobre todo la idea de encontrarme con la pelicula 'el Cielo sobre Berlin" de Win Wenders, pero lo que mas me ha gustado ha sido la idea de compartirlo con estos dos prendas, que a pesar de ser un poco pesaditos a veces, he tenido muchos buenos momentos con ellos....


08 febrero 2008

En Praga: Los compañeros, los amigos y la soledad tergiversada.

Otra noche que duermo sola, estoy hasta las narices... Encima la gorda de

Ana se estará poniendo morada… y lo peor de todo no es acostarme sola, sino

despertarme por la mañana sin que nadie me prepare el desayuno... Es muy duro

ser romántica y ninfómana a la vez…”

Ariadna Gil en El Columpio de Álvaro Fernandez Armero




El contacto físico es más importante en este país que en España, y basándome en la explicación de Caye en Princesas, primero porque no existe (o no de la misma forma o en las mismas cantidades), entonces se tiene más en cuenta, luego es más importante.

Las relaciones son más frías, apenas hay besos de llegada o besos de despedida, de esos a los que mis amigos me tenían tan mal acostumbrado, hay veces que podías quedar con Guada y Alex para tomar un cafelito mañanero y te besabas al llegar, te acercabas al andar y te despedías besando también, si encartaba hasta se escapaba algún que otro abrazo. Los besos limpios y continentales de Oihana, los abrazos fuertes de Cris, las miradas de Valle, los besos en movimiento de Raquel, los “te quieros” de Paloma, los piquitos suaves de Auro, los tímidos y sensuales besos de Bea, los de despedida en el arco de Dani…Aquí se nota mucho todo esto. Hablamos alguna vez de eso, y hay algunos que dicen que te vas acostumbrando a este tipo de contacto, y te haces más frío también, pero las consecuencias más importantes no son estas, sino otras que podrían ser peores: tergiversar.

Tergiversamos el contacto de los demás, conoces a alguien y el enganche es mucho más rápido, como si tuvieras dos huecos vacíos, el de tus amigos y familia, el que siempre estaba lleno y no había necesidad de preocuparlo o alimentarlo, los besos, los abrazos, las sonrisas, la complicidad… y un segundo, el del contacto sentimental, el emocional, el sexual. Los dos se llenan poquito, apenas nada, pero cuando está la oportunidad de rellenar el segundo (mucho más fácil, aunque parezca mentira), existe la posibilidad de que por una cosa u otra, pretendas rellenar también el primero, necesitar abrazos, besos y algo de complicidad, cuando en esta situación no viene mucho a cuento. Y entonces tergiversas, y ya entre que uno es como es… pues tergiversa de más.


Oscar siempre hablaba de las drogas y yo, de las dependencias y yo… ahora soy yo el que habla un poco mas de ellas. Su vida se convirtió en mí en una dependencia, una de esas que te dejan medio tonto y desorientado, si, sobretodo eso, desorientado… perdido. Como cuando te pasas con las cervecitas checas y ya no sabes ni qué hora es. Ahora dependo de otra forma de él, aunque sigue siendo, desgraciadamente por su lejanía, una persona que consigue ordenar mi mente, darme calma, darme tranquilidad, me conoce y sabe dónde están las piezas, cómo va el puzzle y lo que no está en su sitio, tiene ese poder, “estudiaba por las noches y aprendía a observarme”, aunque había veces en las que torcía la cabeza al mismo tiempo que se le torcía el corazón… “así no hombre, así no…”, se quedaba en la puerta del despacho de la profesora para que no saliera del examen en un ataque de pánico, me susurraba “valiente…” y ahora me llama “gigante”, para ver si de tanto repetirlo, se queda grabado en algún sitio, en algún lóbulo que esté sin escribir, para yo me crea lo que él cree de mi, para que yo me crea todo lo que yo creo de él. Y sigue siendo una persona, y ahora sigue siento un amigo, un amigo… gigante.

El otro día le dije a Manuel “¿a lo mejor necesitas un abrazo?”, y me contestó con cierta preocupación y hastío “pues si, lo mismo si”, así que yo rápido y como un niño pequeño me levanto de la silla, de aquel café tan bonito enfrente del Cervantes, y le abrazo durante segundos, y veo como sus ojos se cierran, y me veo a mi mismo dándole un besito sonoro para que el abrazo tuviera un efecto más tierno, no tan físico.

Y el otro día, también, con Carlos. He encontrado a Carlos en Praga, otra parte de la herencia de Oscar en esta ciudad. Pasó de fotos y mails, comentarios en las blogs y alguna frase que se escapó en algún movil, a una persona física, de carne y hueso. No paramos de hablar, se aglutinaban las palabras y las anécdotas, parecía en algunos momentos como esas citas rápidas en las que tienes 5 minutos para conquistar o saber si te gusta la otra persona, nosotros ya teníamos una idea, teníamos en común a una persona, y si veníamos de esta persona no podíamos ser malos el uno para el otro, teníamos buenas referencias.

Cenamos juntos en una pizzería, nos tomamos algo en un bar al lado del Valentinos, y luego acabamos en este tomando ya la última, para acabar en otro abrazo. “¿Me das un abrazo?”, a diferencia de el de Manuel, este ya iba pedido, con mucho gusto y con un mensaje al día siguiente sobre la energía de los “abrazos de oso”, nos despedimos.

Carlos venía de fuera, no había renunciado a sus costumbres de tocar, de estar cerca de una persona, no se había hecho a ninguna cultura fría, no se había convertido, se había mantenido en pie con su tacto, hablaba y te miraba, te sonreía, te hacía parte de la conversación y del momento, te tocaba el brazo para acentuar un “mira…”, y ahí se sentía ese calor humano con el que empezaba este post, con un titulo que ahora no acabo tanto por comprender… ah, si… es que también me pasan otras cosas, otras que no cuento aquí, las razones por las que la soledad, o las soledades, se tergiversan.


Henry y yo en las fiesta de Carnaval... pero eso para otro dia




abrazame / ivan ferreiro

01 febrero 2008

las 30 primaveras de Silvia

silvia cumple 30 anios y yo estoy en un pais donde la "enie" no existe en los teclados, aunque si en el teclado del curro, del que ahora mismo no estoy escribiendo, por supuesto...
te dedique el d'ia a t'i, para pensarte y para pensar en como estarias.... lo de los acentos tambien estan complicados aqui...
y solo me queda felicitarte desde esta ciudad tan preciosa y decirte lo mucho que te quiero...
feliz cumpleanios...
tus 30 primaveras...