29 noviembre 2010

Los mejores diálogos del cine que me gusta: ¿Qué he hecho yo para merecer esto?

Pedro Almodovar, 1984




Carmen Maura entra a una farmacia, está muy nerviosa. Hay una famaceutica al otro lado del mostrador.

- Buenas noches
- ¿Qué desea?
- Quisiera Minilip
- Eso no se vende sin receta, además lo han retirado
- Bueno, pues entonces deme Bustal
- Tampoco
- Pues a mi siempre me lo han dado sin receta
- Pues muy mal hecho
- Bueno, pues deme Dexidrinas o alguna cosa parecida. Es que estoy muy mal de los nervios.
- Tendrá el síndrome
- ¿Qué síndrome? ¿y qué es eso?
- Mire señora, vaya al médico, dígale que es drogadicta y que le extienda una receta
- ¿Yo drogadicta? ¡Ja! Y encima me insulta...
- Señora, todo lo que usted me esta pidiendo son drogas
- Bueno, bueno... pues soy drogadicta, drogadicta. ¿Y qué quiere que le haga, que le asalte y que me lo lleve a la fuerza?
- Yo ya le he dicho cuáles son las normas
- ¿Y qué normas hay cuando una tiene que trabajar todo el día y no puede con su alma?
- Eso es cosa suya...


25 noviembre 2010

lo tengo muy ensayado

"...aunque te parece que no me entero, subliminalmente, estoy atendiendo..."
Minusvalía. Astrud.


No te voy a decir nada bonito, vaya que te lo creas, vaya que te haga ilusión y el precio porque lo malinterpretes sea más grande que el de hacerte feliz en ese momento, porque al fin y al cabo, es mi decisión y si tengo que decidir. Lo voy a hacer por mí.
Voy a decidir por mí, por salvaguardar mis distancias, no por mostrar mis sentimientos, no por ser sincero o dejar de serlo, no por dejarte en un buen lugar, en una magnifica posición... si no porque vaya que me malinterpretes. Y entonces será así, de la siguiente forma: iré guardando en alguna parte todas esas cosas bonitas que siempre (otra parte de mí) ha querido decirte, las cambiaré por críticas y por lenguajes maltrechos, de vez en cuando con una cara rara o con un disimulado despiste, para que no te lo creas, para obviar esas estúpidas sinceridades de las que siempre hablas... eso lo haces tú, te dejo que lo hagas tú, te invito a que lo repitas tantas veces como quieras.
Y yo si te voy a dejar que me digas cosas bonitas, para llenarme, para crecerme, para subir más rápido que los árboles que llevan años esperando, para dejar claro mi punto de vista: que tú eres el débil, que yo soy el fuerte, que de alguna forma u otra.... te tengo a mi disposición. Y te lo permitiré todo, y agudizaré mis caras y mis gestos, procurando y midiendo mis sentimientos, para que no te lo creas, y a ver si tengo cuidado, vaya que un día se me olvide con tanto despiste y con tanta corrección de momentos, y acabe borrando algunos de los momentos en los que te he querido de verdad, en los que me he muerto por decirte algo bonito y que tú lo repitas en ese momento, y que sea de los dos.
Pero no creas, no pienses, no lo voy a cambiar... lo tengo muy ensayado.

21 noviembre 2010

mereces toda mi atención...

...mereces toda mi atención, en mi peor momento, llegaste a ser mi salvación...
Francisco Nixon, Mereces toda mi atención.





Hace mucho tiempo que no escribo, es verdad que tengo unos cuantos post sin terminar, no sé si producto de mi eterna neurosis (como le decía a Oscar el otro día) o que simplemente no me apetece escribir, estoy más con lo segundo.
Creo que siempre he utilizado la blog para muchas cosas, entre ellas la de expresarme, la de hablar de mí mismo, puede que desde un punto egocéntrico o exhibicionista o simplemente el de un niño que quiere llamar la atención, supongo que todos ellos son yo. Pero ahora con el facebook se llenan muchas de esas partes, intento mantener un contacto con los que están lejos, hablo de mi vida y me desnudo y me exhibo y me expreso e intento llamar la atención, porque eso si, sigo siendo un niño que intenta madurar en Praga, pero todo a su tiempo, los procesos son costosos y los estirones a veces duelen.
Inés, una amiga de aquí, una compañera en este proceso de aprendizaje, una compañera del Cervantes, una mujer, una persona, una salamantina, una filologa... y unas cuantas cosas más, me hablaba el otro día, como lo hace muchas veces... y antes de que mis dedos se levanten otra vez para dejar de escribir y dejar este post a la mitad, voy a hacer el esfuerzo de seguir, sea por expresarme, por exhibicionismo o por llamar la atención.
Pues eso... hablaba con Inés sobre las cosas que dejamos atrás cuando tenemos una profesión como esta, nuestro país, nuestra familia, nuestros amigos... y de como al "volver" ya son diferentes, quizás porque los dejamos en un punto y hay una parte de nosotros que espera encontrarla igual, pero no es igual, y en el proceso de admitirlo estamos solos y estamos sólo nosotros. Yo siempre me he negado, pero en esa charla, y como en las series de televisión, las piezas se colocaban solas en mi cabeza dando sentido a la idea de que es verdad al final del capítulo: "te has ido y deja de darle vueltas".
Inés decía que también cambiaban los verbos, ya no era "vuelvo a España para Navidad", si no "voy a España para Navidad", estos verbos son diferentes, así le explicamos a los alumnos, cada uno depende del lugar desde dónde el hablante se coloca, y se ve que yo no terminaba por colocarme. Ella si. "Tú no vuelves Marcos, tú vas a España, vas a encontrarte con gente que echas de menos, con tu familia, con tu vida... pero es una vida que ya no es tuya, que se ha ido cambiando mientras estabas aquí...." Los amigos hacen otros amigos, la gente se relaciona y ya no sabes ni de qué hablan, ni de quién hablan, no apareces en las fotos al igual que no apareces en las anécdotas, claro que te tienen cariño, claro que te quieren y que te echan de menos, pero ya no eres el que vive allí, con el que se puede contar para cualquier cosa, con el que ir a tomar algo, eres el que vive fuera "yo tengo un amigo que vive en Praga"...
Busco en el Caralibro la forma de estar conectado con los dos mundos, pero es muy dificil, me lleva a más de un malentendido y hay veces en las que quiero borrar los perfiles y mantener un contacto a la "vieja usanza"... por mail, ¿crees que iba a decir "por carta"?... ¡si yo ya no sé ni coger un bolígrafo!.
Igualmente sigo aquí, intentando darle forma a ese niño que un día se fue a Praga, para hacerlo hombre y que correspondan a sus canas, a sus arrugas nuevas y al mismo corazón.
Si yo nunca me fui... siempre estuve por aquí.