23 marzo 2006

tres


ayer tuve un sueño. y es curioso, aún sabiendo que son sueños, me afectan bastante, quizás es por el realismo que encuentro en ellos, será porque hay veces en las que incluso me he despertado no sabiéndo si estaba en el sueño o en la realidad.
ayer soñé con una persona del pasado, una persona que pensaba que tenía plenamente borrrada de mi mente, bueno, más que borrada, simplemente aparcada, pero bien aparcada, en punto muerto, con las ventanillas bajadas y el seguro echado. pero no, y entonces fue cuando se coló en mi noche, en mi espacio más intimo, siendo todo lo que nunca fue. y eso me dolió.
me he enamorado tres en mi vida, he tenido unas tantas cuantas fictícias, que no cuajaron aún pensando que ya pertenecerían. dos de las personas de las que me he enamorado en mi vida continuan en ella, me siguen y las sigo de cerca, las veo, hablo con ellas, las siento, no las padezco y las quiero en mayor o muy mayor medida. a una la amo y a la otra la adoro. pero en esta siguen faltando una. hay una que la dejé tirada, y no porque yo quisiera, y no porque yo no quisiera, ¿qué diferencia hay cuándo la cuestión es que se fue?.
esta persona apareció anoche, se metió entre mis sábanas y por la boca abierta, porque no respiro del todo bien, caminó por mi lengua y subió hacia arriba, cogió el primer desvío y se introdujo en el flujo de imágenes que compondrían la película de mi noche. y entonces fue cuando soñé.
hubo un tiempo, más corto o más largo, más lleno de minutos, más corto de horas, más pesado de días, en los que deseé tocar, abrazar, besar, sentir, palpar... a las personas que amé. quizás cómo le ha pasado a cualquiera, quizás como anhela cualquiera. dos de ellas llegaron, de una manera o de otra llegaron, teniéndo así la inmensa suerte de tenerlas entre mis brazos, por más o por menos tiempo, obviándo cualquier teoría sobre la gravedad, dejándo que la electricidad recorriera mi cuerpo hasta electrificarlo con el otro. esa inmensa suerte de definirlas, porque el amor sin definición se convierte en dolor.
a la tercera nunca le llegó dicha oportunidad, más bien, nunca la tuve yo, así que nunca le pude definir, luego si mi teoría fuera cierta, se llegó a convertir en dolor. menos mal que siempre se me han dado mal las ciencias.
todo lo que nunca tuve, la oportunidad de definir esa sensación, se hizo anoche en mis sueños, era tan real que daba miedo, y no estoy hablando de sexo, sino de todas las cosas que deseas estando profundamente enamorado. y entonces se convirtió en mi oportunidad. pero en esta oportunidad, que nadie dijo que debiera ser del todo perfecto, yo no pude hablar. escuché su voz, sentí su presencia, su olor, su tacto, y todo era muy real, pero yo no podía hablar, solo mirar, una parte pasiva de un amor que pensaba yo totalmente personal e incompartible. ahora sentía pero no podía explicar el qué.
odio esta parte de mí, la que necesita sentir tantas cosas, la que no se conforma y olvida, me resulta a veces tan sumamente inútil, tan dolorosa.
hoy amo a la tercera persona, que para mí es como si fuera la primera, porque es la primera que coincidió conmigo en esta cosa de amar al mismo tiempo, con la que tuve auténtica sincronía, con la que he creado un espacio y un tiempo únicos. a las otras dos las tengo guardadas en un estanco propio de mi corazón, alimentando mi imagen de ser humano, haciéndome lo que yo considero ser persona, algunas veces una se cuela por el telefono con su voz o con su mirada azul, haciéndome aún feliz, la otra estaba encerrada por no haber sido nunca definida, y se coló anoche, quizás para libarme del dolor o quizás también para recordarme que soy un ser humano.

2 comentarios:

Miada dijo...

Me alegro de que hayas podido amar así, hay mucha gente que no sólo es incapaz de reconocer el amor, también es incapaz de sentirlo... Tú sientes...

Un beso.

Unknown dijo...

Ay, el amor, el amor, que cruz...