04 marzo 2006

Alex, de Alejandro


Alex ya ha nacido. "H" ya ha nacido y "H" ya no es "H", ahora es Alejandro, ahora es Alex. El 3 de marzo del 2006, a las 16:20h aproximadamente, has salido de tu mamá por ese tunel hacia la vida, al final de los efectos de una epidural y haciéndo sentir tus hombros a través de tu madre, tus preciosos y pequeñitos hombros. Alex, ¡bienvenido al mundo!, tu padrino te da la bienvenida...
Fue un día un poco duro, un día largo en el hospital, por la mañana nos fuimos tu abuela Jenny, tu tita Di y yo, tu padrino, a desayunar, apenas durmimos nada el día anterior, esperándote. Nos fuimos al hospital y ya habían bajado a tu mamá otra vez a la tercera, era cuestión de esperar, la epidural se la pusieron a las 5 de la madrugada, y confiaban que siguiera haciendo efecto hasta que tu llegaras. Tu tita Di se tuvo que ir a las 3 de la tarde, una entrevista de trabajo la separaba de tí, con toda su pena de no poder esperarte, se lo perdía por una hora y media escasa.
Jenny y yo fuimos a tomar un café mientras esperabamos la llamada de tu papá, en el café y con las ansias de esperar, intentamos llamarlo y el móvil no daba señal, supusimos entonces que estabas llegando, y por dónde tú venías no se podía tener el móvil encendido. Efectivamente estabas llegando.
Al cabo de una hora más o menos, pudimos entrar a verte en la sala de neonatos, tu abuela y yo entramos con tu padre, tu abuela por abuela y yo por tito, a la enfermera no le convencía mucho que digamos, pero yo me vestí con la bata verde y las zapatillas de usar y tirar, me ponía las mejores galas para recibirte, y ahí estabas tú.
En las cunitas estas de plástico transparente llorabas desconsolado. Tu boca se abría al mundo y ya emitías tus primeras quejas, yo no sabía ni qué hacer, estaba muy emocionado. Tu abuela te acariciaba la espalda y, mágicamente, dejabas de llorar, me resultó algo increible porque lo hizo dos veces, y las dos veces funcionó. Yo cogía la cámara tembloroso para intentar captar todo, como si mi memoria no fuera capaz de hacerlo y tuviera que darle la responsabilidad a la camarita. Las fotos no salieron muy bien, a la cámara le importan cosas más como la luz, que los sentimientos o incluso las ganas. No respeta los momentos.
Yo tenía el billete de vuelta para las 9 de la noche, a las 7 enviaban a tu mamá a su habitación, tumbada en una cama móvil y atontada preguntaba por tí, tu mámá ya era otra, ahora pertenecía a otro tipo de personas, esas mujeres que han dado a luz, que han sentido, de una manera u otra como la vida surgía a través de ella.
Así que esperé en la habitación con toda la emocióna que llegaras tú, vino el ginecólogo de tu mamá avisando que vendrías pronto y equivocando los papeles, del padrino por el padre. Y ahí llegaste tú. Tenías los deditos despellejados, abandonando tu piel, todo el desgaste del viaje. Llorabas y callabas intentando dirigir tu mirada hacia todos lados, se ve que no veías muy bien, se ve que no se puede ver muy bien, aún así yo dirigía tu mirada con mi voz, para llegara a tí. En un momento me miraste (más bien dirigiste tus ojos hacia mí) y me salió una sonrísa entera.
Ahora yo me quedo en Granada, esperando volver a verte otra vez, es curiosa esta emoción, quizás cuando yo sea padre, me darán ataques cardiacos con estas emociones tan intensas. Yo creo que es por lo que tu mamá significa para mí, porque eres una interferencia en ese vínculo que los dos tenemos, una interferencia que produce en mí más descargas de felicidad, has entrado en mi vida sin ganarte nada y me da la sensación de que ya te lo debo todo.
Alex, nos vemos pronto otra vez para que este cuento siga...

2 comentarios:

Unknown dijo...

ENHORABUENA!!!!!!!!!!!!!!!!

Anónimo dijo...

Enhorabuena M !!