08 marzo 2010

ella

¿a cuánto?
ella.
ha vuelto otra vez del mercado, y es que no le gusta, no le gusta nada.... tanta gente, tanto alboroto le da ansiedad, y esa mezcla de olores que no entiende cómo le pueden gustar a la gente, "a los guiris" piensa ella. aunque el que si le gusta es el de la fruta, solo por recuerdos (que ya son bastantes) y es ahí cuando vuelve otra vez a casa, pero a la de las paredes, sino a la de su trabajo, el que tantos años le llevó, el que tenía cajas en el suelo y que acabaron subiendo a estanterías de metal.
"Progreso", pensaba ella. "la casa, el niño y la niña, y él... y las cajas", y la que llega temprano y la que llega después, porque casi todas eran "la", porque había muy pocos "él", aunque eso a ella ya le daba igual, la cuestión es que vinieran y hablaran configurando parte de su existencia, dándole sentido a un trabajo duro.
Nunca se le dió bien la casa, estaba hecha para trabajar, fue educada y curtida en las fuerza de las manos, nos las que pegan, sino las que levantan, las que mueven, las que desarrollan, las que cogen de aquí y de allá, las que ordenan para poner en su sitio cosas y personas, las que intercambian "un algo" por "un dinero", las que teclean un teclado de unos quice dígitos (ella solo se sabía los diez primeros y otros dos más). La casa era un lugar para encontrarse con todos, para acabar dando sentido a todo por lo que ella (y sus manos) se dejaban cada día. Y ese sofá, esa batalla tan pocas veces ganada, entre ella, el niño y la niña, y él.
ella no sabe que existe este día, se lo tienen que recordar, ya se lo recordará el niño por la noche, cuando llame desde fuera, o la niña, que llama más y lo tiene más presente. ella no sabe nada de la historia, ni de todas las mujeres que murieron entonces, ni de las condiciones del trabajo, ni de los salarios más bajos o más incompletos o más lo que sea, ella sabe de lo suyo, de todo lo que ha construído, sabe lo suficiente para seguir luchando en su propia casa, lo suficiente para poder reencontrar mil recuerdos cada vez que se pasa por un mercado, aunque no le gusten, aunque no esté acostumbrada a estar al otro lado.
felicidades mamá, ya te llamo esta noche.
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3 comentarios:

Anónimo dijo...

Feliz dia de la mujer trabajadora!!!yo tb la quiero tanto como tú,pero me gusta tanto como escribes,no sabes como me emociono cuando leo algo tuyo y más cuando va sobre ellos,mamá y papá.Gracias,es precioso,se que le ha hecho ilusion auq no la haya visto,aunq se q se ha emocionado al saber q te has acordado de ella en tu blog.
Cada dia me doy mas cuenta,que no hay otra como ella,lo bien q nos enseño,aunq nos quejemos y lo mucho que valieron todas sus insistencias y rarezas.No te imaginas como son los padres de hoy comparados con ella....
Está lloviendo hoy el cielo está gris la lluvia cae y yo no puedo salir,pero es bueno,que llueva hoy..y crecimos con ésta y muchas canciones solos mientras ella trabajaba y luchaba,pero nunca nos olvidaba,siempre estaba,está y estará ahi.Pienso con sinceridad que hemos tenido muchisima suerte,más de la que pensamos.
Contigo como hermano tb la he tenido,os quiero muchisimo y siempre os echo de menos,no puedo desear una familia mejor.ks guapo

o!h dijo...

marcos, me he emocionado un motón....

Clara dijo...

A mi también me ha gustado mucho el retrato de tu madre. Un beso gigante Marcos.