28 septiembre 2006

creo en la paciencia, temo la palabra, odio la mentira... siempre por la espalda

dime con tus dedos, que no habrá más peros, que siempre seremos, mientras nos toquemos...


Qué curiosa es la cosa de saber que hay personas que tienen un mando a distancia con nosotros...

Como nos dan volumen y hacen que gritemos, nos volvamos locos o hacen que nuestras palabras suenen con ese tipo de precisión, como nos lo bajan y hacen que susurremos y digamos cosas que nunca diríamos en un tono normal, para que solo tú lo, como esas personas, a su antojo o sin el, se quedan manejando nuestros agudos, nuestros graves y nuestros estados de dolby soundround, cuando hacen que nuestra voz traspase las cosas, las paredes, las ventanas y cualquier otra cosa preparada para atravesar, todas esas cosas que se quieren decir o contar, y no solo con nuestra boca hablamos sobre nosotros. Y es curioso, ¿por qué no?, curioso como teclean para cambiarnos el color, hacernos oscuros o en blanco y negro cuando necesitamos más de ellas, o cuando nos llenan y nos saturan de color, haciéndonos más cromados, más vivos; como distorsionan nuestra luz y nos hacen brillar por todo lo alto, nos hacen mágicos y luminosos, suaves, como dioses, como cuando vas escuchando una canción que te encanta por la calle y sientes cómo esa fuerza se introduce en tí, como imaginas que pueda ser un chute, y te crees el rey de la pista, o de la calle, claro está, de la calle. Con esa sonrisa estúpida y bobalicona...
Es curioso cómo hay personas que tienen un mando a distancia con nosotros, y nos apagan y nos encienden con alguna de las veces sin querer, y revobinan momentos de nuestro pasado, dejándo intactos muchos momentos, tan vívidos como reales, o hacen que el tiempo pase más rápido, a cámara rápida y, a veces, con alguna que otra interferencia, de lo agusto que se encuentra uno, de lo placentero de las agujas del reloj pedaleando sobre los números.

Es curioso, y sigue siendolo, cómo nos cambian de canal y nos hacen pasar de un programa a otro, por si nos agobiamos o nos cansamos o nos repetimos, por si este programa está ya repetido. Y es que es curioso, ¿o no?. Muy curioso. A mi es que hay muchas cosas que me parecen muy curiosas, quizás por la manía que tengo de detenerme tanto en las cosas...



Tengo curiosidad por tus colores, tengo curiosidad por tu luminancia, tengo mucha curiosidad por tus programas, los que vives, tu realities, tus informativos, tus programas de cotilleos, ausencias por tus programas de corazón, y alguna que otra película. Moverme en tus dibujos animados, darte volumen cuando cantes alguna de las nuestras y apagarte cuando ya esté cansado, y quiera recrearme en otros momentos.
Y es que hay muchas cosas curiosas, hay tantas, tantas, tantas... se ejerce tanta influencia en la gente, ejercen en tí tanta influencia, que hasta es curioso que uno se deje. Que hasta es curioso que te dejes...




SOLO PALABRAS

Creo en la paciencia
Temo la palabra
Odio la mentira
Siempre por la espalda

Creo que te entiendo
¿Esto es lo que opinas?
¿Sabes lo que siento?
¿En tu pensamiento?
¿Crees en las promesas?
Son solo palabras
Yo creo en los actos
El acercamiento
Bésame si miento
Dame tu saliva
Vives mi deseo
Siempre de escondidas
Aquí la palabra
En segundo plano
Sientes el aroma,
Vida; escucha, mira.
Veo la salida
Siempre afirmativa
Caminaré ciego, porqué sé que miras

A-F-A-S-I-A

Dime con tus dedos
Que no habrá más peros
Que siempre seremos
Mientras nos toquemos
Luz entre las ramas
Seis de la mañana
Llegan los colores
Nacen las fragancias
Dime esa palabra
Que tus ojos cantan
Como fluye el viento
Como corre el agua
Entre las montañas
Bésame los labios
Tócame la cara
Que me tiembla el alma

Poseía, poesía
Caminaba, componía
Comparaba, concentrada
Si buscaba, encontraba
Contaba y cantaba

23 septiembre 2006

C.R.AZ.Y

Here am I floating round my tin can
Far above the moon
Planet earth is blue
And theres nothing I can do.
Space Oddity. David Bowie




Bueno, solo recomendar esta vez una película, dejar mi mente respirar y que mis recuerdos se queden dónde tienen que estar. Hay veces en las que las películas te recuerdan cositas, y parece cómo si te pertenecieran a tí, las escribieran para tí, las contáran cómo tú quisieras que fueran contadas, y esa fantasía es increible, esa fantasía puede llegar a ser irresistible. A mi me ha pasado unas cuantas veces, aunque las más bonitas han sido las veces que he visto una película, y he pensado, me hubiera encantado poder haber escrito algo así. Siempre me pasa con Julio Medem, como si me robara algo, además de que el muy puñetero me roba siempre el corazón, para los que ya me conoceis, para que voy a explicar..., para los que no, os acordareis de las veces que os han robado el corazón.
Así que hoy vengo con C.R.A.Z.Y, una película indispensable, preciosa, emocionante y graciosa, con una banda sonora impresicindible y de la que, con las imágenes que dejo, dejo también una canción que me encanta de Bowie. Esta peli fuí a verla con Dani, que a ver si se hace mi compañero de cine, que tanto necesito, que seguro que si, con Valle, mi hermosa Valle que siempre saca un punto delicado y curioso de las cosas, y con Guada, esta mujer que me lleva por el camino de la amargura, de la que guardo un beso suyo como paño en oro, uno de los besos más importantes de mi vida, de los 4 más importantes... (ya sabes a que me refiero...). Y muy bien, un buen momento, una buena película, un cine con sofá para sentarte cómodo y echar un rato entre amigos. ¡Me encanta!.
Así que no me demoro más y dejo algo de cine, que es la mayor de mis pasiones, una de las cosas que me hace sentir vivo, que me hace volar sin alas, mi amante infiel, mi amor y mi pesadilla, a la que tantas cosas e historias le debo todavía.


22 septiembre 2006

los pies en el fuego

Mi amor se cae al suelo y no se queja demasiado
Podría ser peor se dice y sigue caminando
Mi amor jugaba a ser mayor mucho antes de llegar
y expresa en una mueca que está harta de esperar
'pero no importa estaré bien si tú te quedas a mi lado'
Y disimula recogiendo su amor propio destrozado...
"M". Piratas.





Una vez, en las fiestas de San Juan en una playa por la noche, mi hermana, intentando atravesar la hoguera como parte de algún absurdo ritual para pedir deseos (de los que no estamos muy seguros que se cumplan o cumplieran), ella pisó la hoguera por encima, quemándose la planta de los piés y acabándo su noche de San Juán en un hospital. Ella, que no es ella, que es Silvia, dice que no se dió cuenta y que no fue así, yo digo que llevaba un ciego que no podía con él, yo que si soy yo. Y es que borrachos hacemos muchas tonterías, y las resacas nos recuerdan algunas de ellas, otras, es mejor ni recordarlas. Mi hermana Silvia, que tiene un gran sentido del humor y se rie con los ojos, seguro que se partía de risa ella sola sobre la camilla del hospital, mientras el médico de guardia, harto de borrachos, la miraría con ojos de extrañeza, pensando en aquella preinscripción que echó años atrás, y de todas las noches sin salir de marcha con sus amigos, para poder sacar una buena nota y entrar en medicina.
No sé si a mi hermana se le cumplió el deseo, la cosa es que llevó el ritual al pie de la letra.
Y es que borrachos decimos y hacemos muchas tonterías y Silvia no es la única que metió los pies en el fuego. Los metemos todos...

Los fallos. ¿Qué son fallos en nuestra vida?, ¿Qué se considera un fallo?, ¿Dónde nos equivocamos más o menos?, ¿en dónde metemos la pata tan al fondo que no sabemos ni cómo hemos llegado ahí?, ¿qué fallos nos hacen pequeñitos, pequeñitos... hasta dejarnos como arbustitos frente a árboles?. Yo me equivoco mucho y es porque nunca se me dieron bien los pasatiempos, y es porque nunca supe muy bien qué hacer con el ejercito del ajedréz, pertenecieran a la raza que pertenecieran, y estoy obsesionado con las "oportunidades perdidas". He metido muchas veces los pies en el fuego, tantas veces que no se me han curado ampollas de hace muchísimo tiempo. Si es que dicen que primero hay que mirar y luego saltar, que no se puede saltar por saltar, que hay que saber de anatomía y de huesos para saber cómo se amortiguan los golpes..., que hay que saber mirar a los gatos para saber caer de pie.

Ayer hablaba con mi amiga Pal sobre los sentimientos que tenemos hacia las personas, un tema alargado y muy difuso, así que lo centramos en las equivocaciones de seguir manteniendo unos u otros, dar de comer a perros que solo saben morderte, y en saber reaccionar a tiempo, en no meter mucho más los pies en el fuego, vaya que te quemes del todo y te duela otra vez después, pero esta de verdad y así haces memoria.


Procesamos sentimientos hacia los demás, se nos meten por los poros en plan de arma de destrucción masiva, se mezclan con la sangre y contaminan el cerebro, el pensamiento, las ideas, la vida... y un día te das cuenta de que piensas más en una cosa que en otra, más en unas personas que en otras, te paseas por las mismas calles o vas al mismo Mercadona de siempre, pero con eso cogido ahí, como un resfriado, y piensas "vete, por favor, vete..., desaparece de mi, no te mezcles con mi leche semidesnatada, no remuevas mi café natural envasado, no contamines mi detergente ni me lo cambies por otro, deja que todo huela, sepa o se vea como siempre, como antes, a ver si te vas y no vuelves, a ver si vuelves cómo eras cuando no existías". Pero ocurre. Y nos contaminamos de esas personas. Y no hace falta que las amemos, se puede hablar de un amigo, de una amiga o de alguien por quién no se sabe qué se siente..., aunque en esto yo soy un poco experto, se las cosas que siento...



Cuando estaba en el instituto tenía el corazón dividido en dos, es difícil de explicar, ya lo intenté otra vez con el post de "tres", y hoy leyendo otro post sobre las almas gemelas, me acordé de las mías, entonces me di cuenta de que entonces como ahora, yo no es que hubiera encontrado o tenga encontrada a mi alma gemela, yo creo que encontré a dos, y resulta que es porque tengo un corazón de más, se me agregó uno para poderse hacer cargo de todo, porque el otro estaba lleno. Uno no le da importancia a esas cosas, pero un día se encuentra que late dos veces, y que cada uno a su ritmo, que los dos almacenan cosas diferentes porque pertenecen a personas diferentes, así que se alimentan luego también de forma diferente. Lo que yo nunca supe, es que estoy llegaría a ser una maldición, no se puede llevar tanto, hay gente que se afixia solo por llevar uno. Así que cuando olvidas, el otro corazón se queda semialojado (porque señoras y señores, nunca se queda vacío del todo), y espera entre risitas a un nuevo huesped, para que la locura continue, a que el señor este que escribe vuelva a meter los pies en el fuego...


A mi hermana Silvia ya no le duelen los pies, le duelen las pagas de la hipoteca, le duelen las malas palabras si tienen poco cariño, le hieren los besos que sean caros, a ella le encanta caminar descalza, sintiendo la contradicción de sentir el frío en sus pies sabiéndose muy friolera, a Silvia le duele su hermano sin brújula, perdido entre la tierra, el aire, el agua y el cielo, pero le encanta el amor que procesa, la gratuidad de sus abrazos, aunque le quemen sus frustraciones y sus golpes contra la pared. Ella sabe que todo saldrá bien, solo que su impaciencia le hace que se agobie al esperar. Oscar ya se quemó una vez y no está dispuesto a hacerlo otra vez, se dedica a poner toallas húmedas o encharcadas (según la ocasión) para que el niño pueda pasar por dónde sea que le guste, porque es demasiado impredicible y se mueve rápidamente, a él le gusta mucho verlo flotar, pero tiene miedo a que se pegue un golpe con la cabeza y no diga nada, aunque si diga algo como "pero no me importa, estaré bien, si tú te quedas a mi lado...". Rossana lo ha visto viajar entre unos y otros medios, y él ha ido flotando para sacarla de algunos fuegos, para que no se quemara, le ha echado agua para que se ria y le ha aplastado la tierra para que pise bien, dándole bocanadas de aire para que respire en condiciones, lo que ella no piensa es que ha devuelto cada una de estas... Y así entre unos y otros, unas y otras, habeis hecho que camine por vuestros fuegos, vuele por vuestros aires, pise por vuestras tierras y respire de vosotros, y respire de vosotras...

Aquí acaba esta tetralogía sobre los miedos y las ilusiones, sobre el ahora que no tampoco es mañana, porque mañana siempre será diferente, sobre mi, sobre tí, sobre las baldosas de mi piso.

Muchas gracias de nuevo María por lo que has escrito en tu blog sobre mí, me emociona que puedas verme así, muchisimas gracias..., aunque tengo ya tu enlace entre los míos, lo vuelvo a dejar aquí, a ver si alguien sin querer le da y se cuela en tu mundo.

http://esquitin72.blogspot.com/

Bueno... ¿y cómo son vuestros fuegos?

P.D. La foto de Oihana y Oscar la he puesto porque me encanta, es una de las fotos más bonitas que he hecho nunca, porque el cariño que os teneis es también así de bonito, y más...

20 septiembre 2006

dónde quiera que estés...

te gustará saber...


Donde quiera que estes,
te gustara saber,
que por flaca que fuese la vereda,
no malvendi tu pañuelo de seda,
por un trozo de pan y que, jamas,
por mas cansado que estuviese,
abandoné tu recuerdo a la orilla del camino,
y por fria que fuese mi noche triste,
no eché al fuego ni uno solo de los besos que me diste.

por tí, por tí brilló mi sol un dia,
y cuando pienso en tí, brilla de nuevo,
sin que lo empañe la melancolia de los fugaces amores eternos.

donde quiera que estés,
te gustara saber,
que te pude olvidar y no he querido
y por fria que fuese mi noche triste
no eché al fuego ni uno solo de los besos que me diste...
donde quiera que estes...
si te acuerdas de mi...

j.m. serrat.

18 septiembre 2006

los pies en el aire

una tortuga se sube a un arbol, en el arbol unos pajarillos en la rama con ella, de pronto la tortuga salta y se pega una hostia, los demás pajarillos en la rama comienzan a reirse. la tortuga se levanta y sube otra vez por el tronco hasta la rama y salta, se pega otra hostia, y los pajarillos se ríen aún más, la tortuga sube otra vez por el tronco y un pajarillo le dice a otro "¿dejamos que se tire otra vez o le decimos ya que es adoptada?.



mi madre quería cortarme otra vez el pelo, siempre me lo cortaba ella siendo pequeñito. yo no quería, otra vez. estabamos en la terraza de casa y yo refunfuñaba cosas como "mi pelo es mio" o "me haces daño y yo no quiero que lo hagas", aprovechando el momento en el que subía los ojos al cielo y maldecía tener un niño tan pesado y tan poco complaciente, le arranqué las tijeras de las manos, corrí como un loco hacia dentro de la casa y ella me persiguió gritando mi nombre entero hasta con su apellido. Llegué a su dormitorio, que tenía un espejo grande, y justo cuando ella llegaba, cogí un mechón de mi pelo, del flequillo, y lo corté con una sonrisa diabólica. "Ahora te vas a quedar así", me dijo ella pensando en qué pena de tener un niño tonto.
Y así aparecí en la foto del colegio, con mi primer corte de pelo hecho por mí mismo, con mi camisa a cuadros tan bonita y con los ojos calientes de haberme reído mucho y haber llorado de tanto reir. Aún sigo cortándome el pelo solo, voy a una peluquería, me corto el pelo, y cuando llego a casa, cojo las tijeras y le doy el último toque, no me acuerdo ahora, pero seguro que pongo la misma sonrisa que delante de aquel espejo del dormitorio de mis padres.


De niño era muy bueno, mucho, no me quejaba por las cosas, no tenía apenas caprichos y solía ser muy gracioso, era todo un payasete, había veces en las que me ponía deltante de la televisión y hacía algúna tontería que había aprendido en clase, o algún baile o alguna estúpida canción de colegio, solo porque me encantaba la cara de los demás, sus sonrisas y risas, me daba la sensación de tener un poder especial para hacerles cambiar la cara y el día. hacerlos reir.
Vivía como Peter Pan en el aire, sin sombra y contagiando a los demás con polvitos de hadas para que también volaran. Porque a mi lo de volar, es algo que siempre me ha fascinado.
Hubo una vez en la que me subí a la terraza de mi casa, ya se que lo he contado antes, y con la sombrilla de naranjito me tiré para poder alzar los pies del suelo y volar. No resultó mucho y tuve suerte de no matarme o romperme la crisma. Cogía las tablas de las mesas del colegio, esas verdes, y me tiraba por la hierba de un campo que bajaba en cuesta al lado de mi casa, haciéndo rampas que me hicieran subir con la velocidad y dejar por debajo la tierra, y sentir el aire y esa sensación tan excitante de libertad. Quería volar.

Soñaba, como tantos niños, con surcar el aire y descender y ascender a mi antojo, por eso cuando vi la película de Mar Adentro y él soñaba eso, me emocioné como nunca me he emocionado, viendo las imágnes difusas de mis sueños de la infancia, nítidas sobre una pantalla. Impresionante.
Y es que siempre he tenido los pies un poco en el aire....
Hay otras veces en las que también he volado, la primera que besé, mi primer beso, y sentir como me movía en un torbellino de sensaciones, que me hacían ascender a mi enganchado a ella de los labios, sintiendo un extaño vértigo lleno de excitación, lleno de placer, ansiado desde los 8 años cuando la vi por primera vez. Otras, en una cama medio hecha, o en un sofá o en una ducha, sintiendo el vértigo de sexo y el sudor, sintiendo el calor de un cuerpo que se pega a otro, que se funde, que se une y se rompe, y mi lengua buscando refugio en todo su cuerpo. Si es que uno no sabe muy bien con qué cosas volará, así que busca, y alguna que otra vez, encuentra...

Tengo el sabor de todos los besos en mi memoria, el sabor de todas las personas a las que he besado, es curioso y no sé muy bien por qué mi memoria almacena este tipo de cosas y no cosas como si necesito aceite o tengo que echar algún papel, pero por un lado me encanta porque me recuerda momentos impresionantes, y por el mismo lado... no, porque me recuerda también los que me supieron muy bien, los que se despegaron y no volvieron. Hay algunos que me hicieron volar, la mirada atenta que se dirigía hacia mi pupila corriendo nerviosa y se estrellaba con los labios, las manos en la cara y la lengua en algún lugar ahí dentro, caliente y curiosa. He tenido besos ansiados y besos sorpresa, besos rápidos en mitad de una calle como plato de presentación de dos cuerpos desnudos para postre, besos lentos buscando un lugar dónde cobijarse y retozar enteros. Y he volado. ¿Y los que echo de menos?, los que echo de menos están muy lejos de aquí, los que me abarcan entero y me dicen cosas que son verdad, son los que me dicen cómo soy y lo que significo, son honestos y reales, no se lavan tan fácilmente, no se secan tán rápido, se sienten húmedos hasta con el paso del tiempo. Porque eso es lo único importante, lo único. Lo demás es caminar por la tierra.

Me encanta cuando saludo a amigos/as íntimos y nos besamos tiernamente en los labios, no con todo el mundo, claro, pero es la fusión de ese momento íntimo, lleno de cariño, sin ningún tipo de intención, pero cercano y suave. Quizás con la intención de sentir a la otra persona, una persona amiga y querida, cerquita de su calor y de su sabor, me gusta mucho dar uno en los labios y luego otro en la cara, así aprovecho el abrazo que también me gusta mucho, y me quedo ese instante con alguien que me encanta, porque lo suelo hacer con las personas que me encantan, aunque se queden algunas por ahí sin beso y otras, con beso pero sin encantar. Porque me imagino besando a mi amigo Dani (mi amigo de almuñecar, no tú Dani, que a tí si te doy besos) y luego mirándome con cara equivocada, aunque sus abrazos de bienvenida, me son más que suficientes, solo porque para él son algo de más.



Supongo que aquí termino el capitulo del aire, de ese que me corre al rededor, que a veces pasa por debajo de mis pies y me hace sentir cosas bonitas, que me hace ser más yo, esa persona que me encanta y de la que me siento más orgullosa, aunque aparezca poquito... esperemos que venga más a menudo y se quede a tomar café y a vivir.

¿A qué te saben a tí los besos?, ¿Cuales recuerdas con mayor cariño?, ¿cuales echas de menos?, ¿cuales echas de más?, ¿cuales ansias?, ¿cómo vuelas tú?, ¿cómo dejas que el aire se te coloque debajo de los pies?...

pd: No me deja poner más fotos, una pena, yo que tenía alguna que otra.... lo intentaré luego, ahora a publicar...Por cierto, el video es también de Iván Ferreiro, pero no es el original, es uno hecho por un fan, la historia se interpreta de una forma diferente a la que yo interpreté, pero bueno, es un trabajo hecho y hay que reconocerlo...


13 septiembre 2006

los pies en la tierra

...¿se puede saber que esperas?, ¿qué te mire y que te seque?, Que te vea y que me quede tomando la luna juntos, La luna tú y yo expectantes, a que pase algún cometa o baje un platillo volante. Y la playa llora y llora, y desde mi casa grito que aunque pienso en abrazarte, que aunque pienso en ir contigo, el doctor me recomienda que no me quite mi abrigo, que no esté ya más contigo, y yo no puedo negarme pues el tipo soy yo mismo
Turnedo. Iván Ferreiro. Canciones para el tiempo y la distancia.




Después de salir del agua, está la arena, y si te vas más para allá, ya tienes la tierra, dónde finalmente estamos, por dónde siempre caminamos. El agua refresca, da calma y las chinitas dan cosquillas, pero luego también el agua es turbia, es inmensa, impredecible y, sobre todo, con poca confianza de lo que te pueda hacer. Nos acostumbran a andar por la tierra, para así tener los pies en el suelo y la cabeza debajo del cielo.
Control, control, control... hay que controlar, controla todo lo que tengas alrededor, sin paracer paranoico, controla las personas que se acerquen vaya que te peguen, controla los oídos para no escuchar cosas que no quieras oir, cierra de vez en cuando los ojos para saltarte alguna parte de la película de tu vida, controla que la boca se cierre de vez en cuando, vaya que prometas algo que nunca vayas a hacer, vaya que digas algo que no pueda volver. Controla, controla no sentir demasiado, ni mucho, ni mucho más, ni demasiado mucho más... vaya que no te quepa en el algún sitio, vaya que te venga grande, vaya que te quedes pequeño. Controla, y después de controlar, controlarás que todo se controla. Llegará un momento en el que la palabra no tenga sigfinicado, se automatice y te dirija la vida sola. Yo paso... por ahora no puedo.



Se me da fatal controlar las cosas, creo que controlo mejor algunas cosas de mi entorno, que las mías propias, me dejo llevar por las sensaciones, incluso cuando dibujo, dejo que el lapiz haga el resto del trabajo, sin pensar en dimensiones o estructuras, sino libre y salvaje, cuando algo no me conviene, dejo que no me convenga, me lo pongo de mochila y si eso, con la voluntad que me queda, me doy golpecitos sin querer por las paredes, a ver si se cae y me deja tranquilo. Pero nunca me quito la mochila y repito, que no es por masoquismo.
Los demás te dicen que te busques un trabajo, que estabilices tu vida, que crees una casa con facturas pagadas, que tengas una pareja a la que quieras y que te quiera también (a ser posible al mismo tiempo), que te cases de algún color claro, que tengas hijos que se parezcan a tí cuando vayan en el carro, que bebas en compañía y pausadamente.... Y muchas de estas cosas las queremos, porque caminamos por la tierra, porque queremos tener los pies en el suelo.
Un día te llaman para un trabajo en el que no vas a ser feliz y lo coges, otro día o el mismo día te encuentras en una casa que no reconoces como tuya, pero que está bien y las facturas se pagan por el banco sin darte cuenta, ya no te quieres casar porque te quedan mal los colores claros, te da igual que tu hijo se parezca a tí en el carro, solo quieres que sea buena persona. Y todo por tener los pies en el suelo, para caminar bien.
Hoy mi pareja me quiere y la echo de menos, porque me solucciona los problemas, porque me lo hace todo más fácil y me pone los pies en el suelo. Hoy la quiero y mañana también. Intenta controlar esa parte de mí que no se controla, que se vuelve expontánea y demasiado sensible, patosa e inestable.

Así que termina la carrera, busca un trabajo, monta una vida...

La mia ya estaba montada, mi vida era yo y soy yo, mi vida es dónde me llevan los zapatos, mi vida son las personas que me encuentro, las ilusiones con las que me levanto, los sueños de los que me acuerdo, los amigos, la familia, sin un día de más, sin un pensamiento más lejano. El amor y lo que amo.

Cuando estaba en el instituto hablaba con mis amigos de cómo sería yo y ellos/as en el año 2000, un charla muy común, todos y todas nos veíamos con una carrera terminada, casados con una persona que nos agarraba la mano y nos hablaba de vacaciones. Algún proposito de algún niño en camino, una vida hecha y, al parecer, hasta predecible. Las ganas de hacer el amor nos convertía en personas totalmente expertas libres de la virginidad social horrible que tanto pesaba. Pero llegó el 2000, ningún ordenador se rompió, no ocurrió la III Guerra mundial, no había terminado la carrera, no tenía hijos aunque si ganas de tenerlos, no trabajaba, pero eso si, estaba "casado" pero no podía susurrar vacaciones porque no había pelas para eso, pero si alguna que otra cosa en la cama para poder viajar. Por entonces, eras el único sueño de adolescencia cumplido y, sinceramente, el único que me valía. Mis pies diambulaban entonces entre el aire y la tierra.
Entonces no se puede predecir nada.



Caminar sobre la tierra está bien, pero hay gente que se pasa, la verdad. Hay personas que no se atreven a volar, vaya que se estrellen, que no meten los pies en el agua por si está fría. Se compran calzados cómodos y los programan para que se dirijan a algún sitio en concreto, previamente pensado y meditado.
Yo no digo que lo mio sea mejor, porque no lo es en absoluto. Me falta a mi mucho de suelo.

Mi madre vendrá el viernes y no conocerá a ninguna novia, vendrá de madre y no de abuela, no sabrá de cómo me va en el trabajo, tampoco se atreverá a preguntar sobre los movimientos de mi cuenta, me verá la barba tupida y este corte de pelo, me mirará y pensará "bueno...", se tragará los puntos suspensivos durante un rato hasta que reuna fuerzas suficientes para sacarlos, y decir "bueno, ¿qué haces con tu vida?". Yo le diré algo como "venga, mamá..." y soltaré mis puntos suspensivos en otro momento de cualquier manera.

Iremos de tiendas y yo iré dando saltitos entre la tierra y el aire, ella pisará firmemente pensando que..."bueno..."

Y como no, el video de la canción del principio, por si alguien no la había escuchado..., una canción de Iván Ferreiro con una historia cuando dos se cruzan entre el agua y la tierra. Bueno, es una de las miles interpretaciones, lo bueno que tiene este hombre es que se pueden sacar muchas cosas de sus canciones, quizás por eso me gusta tanto, cuando lo complicado también puede ser bonito....

Turnedo.


08 septiembre 2006

el espacio vital

"Quién hubiera creído que se hallaba, sola en el aire, oculta, tu mirada..."
Mario Benedetti





Hablando con mi amigo Alex sobre los espacios y la vida y otros miles de temas de los que siempre hablamos, entró también el del espacio vital. Un tema curioso, la verdad, porque uno no se da cuenta de estas cosas hasta que habla de ellas, hasta que un día se plantea: ¿Cómo será mi espacio vital?.
Aparentemente soy una persona con un "espacio vital" fácilmente transferible, parece que a las personas no les cuesta mucho acercarse a mi, primero porque me dejo y soy fácil, segundo porque me abro y no le tengo mucho miedo a la piel, al contacto, esto último sería lo tercero, claro. Aparentemente, no me da miedo tocar a las personas, aparentemente soy abierto y extrovertido, aparentemente no soy demasiado tímido y muy sociable, y al parecer también, hablo mucho de mi. ¡Demasiado últimamente de mi!, como también hablé entre iconos del messenger con este amigo Alex y más tarde con Oihana también en casa, a los que me quejaba yo de esto último. De eso hablaremos otro día...



Estando viviendo yo en inglaterra, la primera vez, con 19 años, cuando me acerqué a una chica que me presentaron darle dos besos, la chica se puso nerviosa y retrocedía con unos tacones que no la ayudaban mucho, ya que se quedaban fijos en la moqueta de la cocina. Al besarla tembló, pero yo no me sentí incómodo, aún sabiendo que había estado hablando de mi, sabía que temblaba por la invasión de su espacio. Ella murmuró algo con risa floja, algo como "qué español" (it´s so spanish!). Luego no sabía ni dónde mirar, entonces si me sentí ahí un poco incómodo, quizás como si la hubiera cogido de la cintura con una mano, y mi mano con mi brazo enganchaba su cuerpo y ella cerca de mí, y luego con la otra mano suavemente por el cuello, la hubiera acercado y besado apasionadamente, desplegando los labios y dejándo que mi lengua se hiciera paso entre sus dientes, hasta encontrarse con su lengua seca, despierta y cálida, apartándome después y diciendo como si nada "soy Marcos, me llamo Marcos", con mis ojos clavados en sus labios ya no tan secos, y su sabor en los míos.
Pero no fue así, solo le di dos besos y me fijé en el detalle de sus tacones en la moqueta, y que era guapa y no tan tímida. La moqueta estaba un poco gastada. Todo esto fue más que suficiente para invadir su espacio vital...

¿Qué siente la gente cuando invaden su espacio?, ¿Qué sientes cuando hay alguien cerca de tí y te roza?, ¿Qué sientes cuando es una persona que te excita o te atrae o te gusta o todo lo contrario se acerca?, ¿qué sientes cuando te lo invaden desde lejos, con una mirada o con una sonrisa?, ¿dejamos que invadan nuestro espacio solo las personas a las que deseamos o tampoco a ellas?. No lo sé. No puedo pensar por vosotros o vosotras.

Pero yo puedo empezar a contestar, y creo que no me importa tanto que una persona invada "mi cutre espacio" si me gusta estar con esa persona y si la persona respeta mi estado de ánimo, que casi siempre es bueno, aunque haya algunas veces que me guste estar calladito y pensando en mis cosas, volándo por NuncaJamás con ese vientecillo en la cara.
Cuando alguien me roza sin querer o queriendo..., ¡Dios!, ¡tengo unos recuerdos del instituto imborrables!, sintiendo una mano perdida en un pupitre verde que se chocaba con la mía sin ninguna intención y provocando terremotos, y más tarde con otra y su cabello rubio y largo que volaba dándome en la cara, montado en una moto vespino de copiloto, o de los últimos y más bonitos, en la sala de ordenadores de la facultad intentando hacerme un hueco en un teclado que ya empezaba a ser para dos.... pufff, invasiones terroríficas que me ensanchaban el pecho y expandían mi pupila hasta hacerla de un solo color.
Con la mirada me han invadido muchas veces también, pero ninguna como en la facultad (¡maldito edificio lleno de tantas cosas!), una que atravesaba todo lo que cogía por medio, verde y marrón, fulminante y rapaz, como si me hiciera el amor en medio de los pasillos, encima del mostrador de la fotocopiadora, en mitad de un examen que ya sabía que iba a suspender. Pero también tengo otra, una que no la olvidaré tampoco, una noche en el descanso de los autobuses de Madrid-Granada, en Casa Marcos, en medio del descampado de los aparcamientos, se me cruzó una mirada apabullante, erótica y dulce, nos miramos unos minutos que se hicieron años, sin palabras, yo pensaba que iba en mi mismo autobús, así que jugué a su juego sin pensar que se montaba en otro autobús amarillo como el mío, pero que no era el que iba a Granada, sino a Madrid. Nos miramos por la ventanilla, como si te despidieras de alguien que ya conocías tanto que ibas a echar de menos mucho, como si hubieramos dejado muchas cosas sin hablar. No he vuelto a ver a esa persona, pero he sentido su mirada muchas veces invadiendo mi espacio y mi memoria.


Creo que la mayoría de las veces dejamos que invadan nuestro espacio aquellas personas que nos gustan, dejamos que nos abracen los amigos más tiernos, nos dejamos besar por los labios más cálidos, damos dos besos o uno en el centro y desactivamos la barrera para que la otra persona sienta nuestra piel, haciendo de su espacio, el nuestro. Sin tener que ver con el deseo, sino con todas las cosas que sentimos por esas personas. Quizás por eso, cuando no correspondemos a un sentimiento, es más dificil corresponder a ese espacio, todo se hace más grande y la invasión hasta duele. A todos nos ha pasado encontrar a alquien que nos daba miedo abrazar, vaya que pensara otra cosa diferente, que mis brazos hacían otra cosa diferente que los suyos.
Mi espacio vital, mi espacio vital real soy yo, lo más profundo de mí, lo que no quiero que toque nadie, lo que no mucha gente toca, el momento en el que yo estoy conmigo mismo e intento acceder a mí mismo y la otra persona se cruza en medio, liberando todo lo que es, de su cuerpo hacia mi.



De este anuncio hablamos también mi amigo Alex y yo. A mi me encanta la escena de la cama cuando se funden los espacios, también me encanta que haya un doblaje tipo documental en todo el anuncio, como si hablara de algo muy serio, muy estudiado.
En cierto modo lo es, cada espacio es diferente, y cada uno significa una cosa diferente, unos son más grandes y otros más pequeños, unos son más "vitales" dentro de la vida de la persona que otros, unos son más físicos y otros son más psicológicos (como el mío).
Y ahora pregunto yo a vosotros y vosotras...


¿Cómo es tu espacio vital?, ¿Qué dimensiones tiene?, ¿qué abarca?, ¿más fisico o más psicológico?, ¿quién atraviesa ese espacio?...

04 septiembre 2006

los pies en el agua

Te propongo construir / un nuevo canal / sin exclusas / ni excusas, que comunique por fin / tu mirada / atlántica / con mi natural pacífico - Mario Benedetti


De primeras salí del vientre de mi madre con el cordón umbilical agarrado, después, me fuí perdiendo...
Y es que uno empieza a gatear, luego le da por andar, y antes de saber pedir perdón, ya no sabes ni perdonar, ni mucho menos qué tenía que perdonar. Todo esto es porque estoy un poco del revés, camino con los párpados, apoyándome en los ojos, y mantengo el equilibro con el corte de pelo, porque resulta que el pelo me crece muy rápido y los pies no me llevan a ninguna parte. Las piernas solo las uso para meterlas en el agua de la playa para que se me metan las chinitas entre los dedos y acordarme de un par de cosas bonitas, y olvidar también otras tantas más. ¿Que si funciona?, claro que si, te lo digo yo que si. Aunque no sea apto para masoquistas, que yo no es que lo sea, es que me pegan sin preguntar si me duele o no.
Y es que resulta también que me gusta mucho hacer muchas frases y soltarlas, se me sueltan las palabras como al que se le escapa un perro, y tiene miedo de que le pille un coche, o de que se pierda y no sepa volver. Porque hay veces en las que las palabras se pierden, nunca vuelven, y las atropellan los coches. Hablo demasiado, utilizo muchas palabras, aunque el niño de mi vida diga que están pintadas de colores bonitos, aunque la niña de mi vida me repita que son los hilos que cosen todo lo que soy.
Si es que a uno empieza a gatear, le da por andar y ya no para. Se pone un día a correr con el desenfreno de esquivarlo todo y de no estrellarse, haciendo como que coge carrerilla para un salto que no va a dar nunca, pero que por si las moscas se da.
Si es que uno no puede correr pensando que los demás corren también, porque nadie siente como tú, nadie sabe lo que tú sabes, y pocas cosas se comparten realmente, y las pequeñas que se comparten son para flipar, aunque pocas coincidencias se dan en la vida y, entre las personas, todas tus demandas pueden ser exigencias para otros.
Hoy tengo la cabeza muy espesa, parece como si a la sangre le costara moverse, entre el calor y esta barba que me estoy dejando, echo de menos los pies en el agua de la playa, dejándo que las chinitas masajeen mis dedos, que el mar golpee con su fuerza y sentir esa pequeña paz dónde nada existe, dónde hasta las cosas que acabo de escribir tienen más significado.

"un hombre está en medio de la calle, malherido con una puñalada en la espalda, de pronto pasa otro hombre que lo ve tirado en la calle, y le pregunta "¿le duele", y este le contesta, "no, solo cuando me rio".